Liderazgo y miedos: un cocktail para el fracaso.
“El miedo no es sonso” decía mi abuela, y nunca, mientras ella vivió y hasta mucho después que ella partió, entendí el significado cabal de esa frase. Entre los azotes de la pandemia, hoy parece que el miedo es rey, y que sus parientes, las fobias y otros estados mentales alterados, le “sirven la mesa” a un sinfín de terrores que no podemos ignorar: las personas se sienten más inseguras e inestables que nunca.
Los miedos son emociones restrictivas, contraen cuerpo, mente y espíritu. Bloquean la creatividad y todo intento de la persona en elegir conscientemente crecer. Porque el miedo “no es sonso” y el cerebro sabe que moverse hacia lo desconocido genera inicialmente y durante cierto tiempo, incomodidades variopintas: el poder del miedo es la defensa que esgrime el ego (entre otras cosas, cúmulo de nuestras inseguridades) para recordarnos cuántas creencias limitantes aún debemos reconocer y atravesar.
Por eso la realidad sigue pidiéndole a los Líderes que aprendan a explorar su mundo interno, a construir su red emocional, a basar su trabajo en elevar los estándares de su educación y puesta en práctica de principios no negociables, como la comunicación de excelencia, el Neuroliderazgo y la psicología positiva, entre otros, para generar un clima donde la gente recupere la alegría de “pertenencer” largamente olvidada, en especial por las nuevas generaciones.
Como Líder podés tener la mejor de las intenciones a la hora de volcar tiempo, energía y dinero en aprender lo que evidentemente sabés que te hace falta, y sin embargo caer en tu propia trampa cuando tus miedos toman el control.
La buena noticia es que se puede lograr una gestión exitosa esforzándote y aprendiendo. La mala, es que los miedos nunca desaparecerán. Lo importante es avanzar a pesar de ellos y junto a ellos. Después de todo, nuestro cerebro solo intenta protegernos de lo que cree es nocivo para la vida cuando opera en “zona restrictiva o de control”.
Los miedos vienen en todos los colores y tamaños. Hay para todos los gustos y para todas las generaciones: nadie puede decir que no los siente, con intensidades distintas de acuerdo a la etapa de la vida o contexto que le toque atravesar.
En la empresa, los líderes suelen tener una variante más o menos similar a esta:
Miedo al “qué dirán”, a “quedar como tonto/a”, a “no dar la talla”, a que las responsabilidades los excedan, a no saber poner límites o a ponerlos en exceso, a “fracasar”, a perder “credibilidad” como líder, al “papelón”, a que otro/a ocupe su puesto, a ser visto como una persona “no apta” para el cargo, y uno de los más importantes: el miedo al rechazo de los demás (en especial de sus superiores).
Teniendo esto presente, es clarísimo que a los líderes les resultará de gran ayuda iniciar un proceso de auto-conocimiento para lograr equipos más estables y comprometidos. Porque ninguna persona que sostenga que puede liderar a otras sin conocerse bien será, para esas personas, confiable.
Y la confianza – frágil como el cristal – no se logra de la noche a la mañana ni se mantiene sin esfuerzo. Convertirse en Líder confiable implica realizar continuas demostraciones de coherencia, dando el ejemplo y actuando según valores humanos universales, manteniendo una constante atención en virtud de preservar dicha confianza.
La neurociencia avala que somos seres 80% emocionales que emanamos y absorbemos energía permanentemente. Cuando no existe genuino interés por su personal, la energía que emanarán los líderes se captará consciente o inconscientemente por su gente, que sencillamente, percibirá la farsa y no los apoyarán.
Y esto a su vez generará más miedo en los líderes, lo cual generará una cadena sin fin de juicios de valor, hacia ellos mismos y los demás. Esto cercenará posibilidades y destruirá los sueños de concretar metas ambiciosas reales, porque cerrará un círculo vicioso que no dará nunca pie a cambiar lo necesario para crear una cultura más inclusiva, diversa y comprometida.
Decía Ludwig Borne: “El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo”.
Pero volviendo a los miedos, como dije, hay muchos y muy variados. Y cuando los enfrentamos con humor, dejan de hostigarnos y se convierten en fuentes de aprendizaje.
Veamos un ejemplo: Jia Jiang sentía un terrible miedo al rechazo, pero lejos de dejar que lo dominara, logró superarlo cuando decidió hacer una prueba que llamó “100 días de rechazos”.
En la TED Talk que adjunto, él mismo lo explica (pueden colocar subtitulado al Español desde la ruedita de configuración de Youtube, abajo, a la derecha del video).
Estimo que toda persona que lidere personal o esté en ventas encontrará este video sumamente valioso. A mi juicio, es una verdadera joya.
Cierro esta nota con un recordatorio: puede que el miedo no sea sonso, pero tal vez ya sea hora de que le demuestres quien manda aquí. Mónica M. Arias.