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Patrones Mentales Disruptivos

Los patrones disruptivos de la mente son, literalmente, interrupciones eficaces que realizamos conscientemente sobre nuestros “trances mentales” o hábitos psico-físicos arraigados en el inconsciente.

Todos tenemos “programas” del lenguaje y el comportamiento que nos limitan y se traducen en reacciones, acciones o desenvolvimientos “no conscientes” o automáticos.

Para lograr cambios efectivos, el cerebro cuenta con una capacidad magnífica llamada neuro-plasticidad: es la elasticidad que precisan las neuronas para ingresar nueva información y desechar la que no les sirve más.

Repitiendo ciertas acciones, reforzamos vías o caminos neuronales (redes hebbianas) que se fortalecerán a medida que las vayamos practicando (así como toda red neuronal que no utilicemos inexorablemente, se debilitará. Esta es la razón por la cual, si aprendés un nuevo idioma y lográs dominarlo pero no lo practicás, irás perdiendo la fluidez). En otras palabras: aprendizaje no practicado, se debilita.

Los diruptores mentales son inocuos y muy poderosos. Alteran los hábitos nocivos de forma simple, una vez que los reconocimos, es decir, que los hayamos traído a la conciencia (que nos hayamos dado cuenta, ¡bah!).

Además estimulan al cerebro a producir neurotransmisores (moléculas producidas por las neuronas), especialmente oxitocina y serotonina, que inundarán el cuerpo y generarán una sensación o estado casi inmediato de bienestar psico-físico.

En el cuadro adjunto y en colores – el cerebro se aburre del blanco y negro- van algunos ejemplos que podés empezar a practicar hoy mismo. Te sumo otros que no figuran en el cuadro:

ü Aprendé a distinguir los pensamientos dominan tu vida: ¿ayudan a tu progresivo cambio o te anclan en la zona de confort?

ü Cada tanto elegí un camino distinto para ir a tu trabajo/actividad. Salí a caminar y a  conocer otros barrios alejados de tu casa.

ü Cruzá varias veces al día tus brazos sobre tu pecho y dejá tus manos descansar sobre tus hombros contrarios.

ü Hacé intervalos breves en tu trabajo. Ej: focalizate en trabajar a conciencia durante 90 minutos seguidos, y luego “cortá” por 10 minutos. Repetí.

ü Fomentá la cultura de altos valores humanos y principios universales en todos los ámbitos en los que interactúes.

ü Chasqueá los dedos cuando te sorprendas “abrumado/a” o “atrapado/a” por pensamientos negativos recurrentes.

ü Permanecé en silencio varias veces al día.

ü Elegí conscientemente las palabras y frases que dominen tu pensamiento y aquellas que pronuncies (para elevarte y elevar, ayudarte y ayudar, alegrarte y alegrar)

ü Colocá de vez en cuando tus palmas en señal de rezo y a la altura de tu corazón. Esto previene y calma inmediatamente cualquier estado de ansiedad (unión de hemisferios cerebrales).

ü Amate y amá.

Cambiar hábitos es un proceso que requiere paciencia, práctica sostenida y tiempo.

Si ponés estos tres elementos en la mira, cualquier transformación personal o laboral, será posible.

Oratoria Creativa: hablar en público con brillo propio.

¿En qué consiste la Oratoria Creativa y cómo se diferencia de la tradicional? Esta es una pregunta que me hicieron cuando me invitaron a brindar el taller «Cómo aprender Oratoria Creativa sin morir en el intento» para la comunidad de Visionarias Business, una revista online dedicada a las mujeres líderes del mundo con sede en España.

Va mi respuesta:

Oratoria Creativa es un estilo de oratoria que incluye la creatividad latente y única de cada persona que se anime a explorar en su interior, para crecer como disertante o para iniciarse como tal. En esto y muchas cosas más se diferencia de la oratoria tradicional, porque al ir más allá de la técnica, brinda una profunda y enriquecedora experiencia a quienes la practican. Implica un trabajo inside-out (de adentro hacia afuera) para reconocerse y explorar formas de conectar con la audiencia desde la impronta creativa única de cada quien,  por eso requiere de una apertura mental mayor para atreverse a ir más allá y experimentar la creatividad propia al iniciar este camino tan lindo y lleno de posibilidades.

Las estadísticas no mienten…


Por eso, tengas o no experiencia en hablar en público, o si sentís que el solo pensarlo te aterra, será un placer ayudarte a descubrir en tu interioridad el caudal creativo único con el que podés dar los primeros pasos para lograr la Maestría en este valioso conocimiento que hoy se convirtió en un no negociable para los líderes, sea cual sea su profesión, trabajo o simplemente si desean aprender a hablar en público de manera creativa para cumplir con una asignatura pendiente.

Si estás inetersado/a en aprender Oratoria Creativa para sumar esta herramienta de comunicación indispensable, no dejes de escribirme al email que figura en la siguiente slide o enviarme un Whatsapp al número que allí fugura 🙂

Autoconocerse: el secreto de los mejores Líderes.

Cuando de liderar se trata, por todos los Cielos entendamos de una buena vez que la tecnología es genial para solucionar mil problemas, y bienvenida por eso, pero nunca lo será para mejorar nuestras relaciones humanas, y mucho menos si gestionamos equipos de cualquier tamaño y en cualquier estilo (presencial, virutal o híbrido).

No hay excusas hoy para reconocer que el auto-conocimiento es el primer paso para crear confianza y seguridad, sin las cuales no es posible enfrentar los retos diarios de las dinámicas humanas en la empresa, porque la autoridad no es dada ni por un título, ni por el escalafón: SE GANA.

Podemos leer mil libros, asistier a incontables cursos o ver mil videos sobre cómo liderar de manera efectiva en este contexto histórico y terrible que nos toca vivir, pero la realidad es que las empresas que seguirán estando a la vanguardia, por cultura y resultados, son las que promueven valores no negocialbes, como la comunicación de excelencia o valorativa, la humildad, la paciencia, el diálogo y la escucha atencional de sus líderes (todo lo cual, es un combo que no muchos se animan a reconocer y menos experimentar).

Ellos aprendieron a crear ambientes diversos e inclusivos por esas razones y porque finalmente entendieron que son, antes que nada, servidores y aprendices, categorías que parecen no ser todavía moneda corriente en las empresas.

Seamos justos: si queremos mejorar nuestra gestión, y crear un «mundo mejor» , hagamos como decía la canción: «empecemos por el hombre /mujer en el espejo».

Empecemos tomando consciencia y aprendiendo a dar estos 3 pasos…





Liderazgo y miedos: un cocktail para el fracaso.

El miedo no es sonso” decía mi abuela, y nunca, mientras ella vivió y hasta mucho después que ella partió, entendí el significado cabal de esa frase. Entre los azotes de la pandemia, hoy parece que el miedo es rey, y que sus parientes, las fobias y otros estados mentales alterados, le “sirven la mesa” a un sinfín de terrores que no podemos ignorar: las personas se sienten más inseguras e inestables que nunca.

Los miedos son emociones restrictivas, contraen cuerpo, mente y espíritu. Bloquean la creatividad y todo intento de la persona en elegir conscientemente crecer. Porque el miedo “no es sonso” y el cerebro sabe que moverse hacia lo desconocido genera inicialmente y durante cierto tiempo, incomodidades variopintas: el poder del miedo es la defensa que esgrime el ego (entre otras cosas, cúmulo de nuestras inseguridades) para recordarnos cuántas creencias limitantes aún debemos reconocer y atravesar.

Por eso la realidad sigue pidiéndole a los Líderes que aprendan a explorar su mundo interno, a construir su red emocional, a basar su trabajo en elevar los estándares de su educación y puesta en práctica de principios no negociables, como la comunicación de excelencia, el Neuroliderazgo y la psicología positiva, entre otros, para generar un clima donde la gente recupere la alegría de “pertenencer” largamente olvidada, en especial por las nuevas generaciones.

Como Líder podés tener la mejor de las intenciones a la hora de volcar tiempo, energía y dinero en aprender lo que evidentemente sabés que te hace falta, y sin embargo caer en tu propia trampa cuando tus miedos toman el control.

La buena noticia es que se puede lograr una gestión exitosa esforzándote y aprendiendo. La mala, es que los miedos nunca desaparecerán. Lo importante es avanzar a pesar de ellos y junto a ellos. Después de todo, nuestro cerebro solo intenta protegernos de lo que cree es nocivo para la vida cuando opera en “zona restrictiva o de control”.

Los miedos vienen en todos los colores y tamaños. Hay para todos los gustos y para todas las generaciones: nadie puede decir que no los siente, con intensidades distintas de acuerdo a la etapa de la vida o contexto que le toque atravesar.

En la empresa, los líderes suelen tener una variante más o menos similar a esta:

Miedo al “qué dirán”, a “quedar como tonto/a”, a “no dar la talla”, a que las responsabilidades los excedan, a no saber poner límites o a ponerlos en exceso, a “fracasar”, a perder “credibilidad” como líder, al “papelón”, a que otro/a ocupe su puesto, a ser visto como una persona “no apta” para el cargo, y uno de los más importantes: el miedo al rechazo de los demás (en especial de sus superiores).

Teniendo esto presente, es clarísimo que a los líderes les resultará de gran ayuda iniciar un proceso de auto-conocimiento para lograr equipos más estables y comprometidos. Porque ninguna persona que sostenga que puede liderar a otras sin conocerse bien será, para esas personas, confiable.

Y la confianza – frágil como el cristal – no se logra de la noche a la mañana ni se mantiene sin esfuerzo. Convertirse en Líder confiable implica realizar continuas demostraciones de coherencia, dando el ejemplo y actuando según valores humanos universales, manteniendo una constante atención en virtud de preservar dicha confianza.

La neurociencia avala que somos seres 80% emocionales que emanamos y absorbemos energía permanentemente. Cuando no existe genuino interés por su personal, la energía que emanarán los líderes se captará consciente o inconscientemente por su gente, que sencillamente, percibirá la farsa y no los apoyarán.

Y esto a su vez generará más miedo en los líderes, lo cual generará una cadena sin fin de juicios de valor, hacia ellos mismos y los demás. Esto cercenará posibilidades y destruirá los sueños de concretar metas ambiciosas reales, porque cerrará un círculo vicioso que no dará nunca pie a cambiar lo necesario para crear una cultura más inclusiva, diversa y comprometida.

Decía Ludwig Borne: “El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo”.

Pero volviendo a los miedos, como dije, hay muchos y muy variados. Y cuando los enfrentamos con humor, dejan de hostigarnos y se convierten en fuentes de aprendizaje.

Veamos un ejemplo: Jia Jiang sentía un terrible miedo al rechazo, pero lejos de dejar que lo dominara, logró superarlo cuando decidió hacer una prueba que llamó “100 días de rechazos”.

En la TED Talk que adjunto, él mismo lo explica (pueden colocar subtitulado al Español desde la ruedita de configuración de Youtube, abajo, a la derecha del video).

Estimo que toda persona que lidere personal o esté en ventas encontrará este video sumamente valioso. A mi juicio, es una verdadera joya.

Cierro esta nota con un recordatorio: puede que el miedo no sea sonso, pero tal vez ya sea hora de que le demuestres quien manda aquí. Mónica M. Arias.

La insoportable levedad del liderazgo actual

Hoy les comparto el link y contenido de mi último artículo para la revista femenina internacional de negocios Visionarias, que ha sido publicado recientemente.

https://visionarias.business/la-insoportable-levedad-del-liderazgo-actual/

Uno de los problemas que más afecta actualmente a los/las líderes globales es el cambio en la forma de relacionarse con su personal, superiores, etc. Justamente, porque post pandemia, los trabajos en su mayoría se tornaron “híbridos”, es decir, gran parte del tiempo la gente trabaja en su casa y cada tanto se presenta a hacerlo personalmente en las oficinas de la empresa.

No hace falta ser una experta en psicología para reconocer que si antes de la pandemia los problemas en comunicación entre líderes y equipos eran graves y producían todo tipo de conflictos y malos entendidos, hoy el asunto es mucho peor, simplemente porque el liderazgo se vio afectado por las olas del tsunami pandémico y no reaccionó a tiempo, creyendo que “el mundo digital” sería el elixir perfecto para crear lo que por su propia naturaleza jamás podrá: mejores relaciones y como efecto, un liderazgo más fuerte, equipos autogestionables y resultados en alza sostenidos en el tiempo.

Una de las razones es biológica: existe una enorme resistencia a virar la mirada hacia aquello que se necesita cambiar para mejorar (en cualquier área) porque en el fondo nos aterra experimentar la catarata de malestares psico-físicos que irremediablemente atravesaremos al iniciar y sostener todo proceso de cambio.

Esto es así porque nuestro cerebro instintivo primitivo – primer estadio evolutivo – cree “protegernos” de estos malestares ya que su función primordial es preservar nuestra supervivencia, y por ende, nos “paraliza” o simplemente envía señales de “peligro” en forma de pensamientos recurrentes – casi siempre negativos – sobre el tema, para que ni se nos ocurra vislumbrar un camino posible de creación, es decir, de cambio.

La paradoja es que creemos que si no nos ocupamos de evolucionar, “no pasará nada”…no viviremos esta vorágine interna de emociones que nos toman por sorpresa, porque pensamos que “no hacer olas y quedarnos como estamos” nos garantizará mayor bienestar. El problema es que la neurociencia ya comprobó hace años que permanecer en nuestra “zona de confort” no solamente nos producirá la misma – o tal vez mayor – “convulsión” emocional, sino que reducirá enormemente las oportunidades de crecimiento personal y profesional, así como el desarrollo de cualquier plan, proyecto, sueño o deseo que queramos alcanzar: La evolución es inevitable y por eso, no negociable.

«Este mundo no va a cambiar a menos que estemos dispuestos a cambiar nosotros mismos». Rigoberta Menchú, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO y Premio Nobel de la Paz en 1992.

Una de las ventajas competitivas más sobresalientes en la evolución del paradigma actual de liderazgo – que sigue siendo resistido por muchos – es reconocer los inmensos beneficios que aporta la mirada femenina en todo proceso de cambio, en particular, dentro de las organizaciones de cualquier tipo, tamaño y “factor RH”.

Hacer hincapié en estos aportes invaluables es vital porque es una realidad que tarde o temprano todos los líderes – varones, mujeres y del género de preferencia – deberán aceptar y aprender, dadas las condiciones de salud mental de la población post pandemia, que produjo además una disrupción impensada tanto en los estilos de trabajo, como en las formas de relacionarse, participar, crear, involucrarse, crecer, etc.

Según un informe de la Consultora Gallup International a finales de 2021, más del 60 % de la población europea sufre deterioros en su salud mental, producto de la pandemia. Ya en 2014 la Organización Panamericana de la Salud advertía que para el 2020 habría un incremento del 30 % en enfermedades mentales como el bipolarismo, el alzheimer, la depresión, etc en la población Sudamericana, especialmente juvenil. Es evidente que se quedaron muy cortos con esta proyección, a la luz de lo que sucede en Europa según Gallup. Esta realidad se sumó a la incapacidad de los líderes de empatizar con su personal, siendo estas las causas principales de la “Gran Renuncia” a puestos de trabajo, fenómeno que sigue dejando perplejas a las empresas de todo el mundo.

Algunos rasgos del liderazgo femenino que vuelcan luz a estos oscuros laberintos del management “rígido” y pobre, se reflejan en su propia naturaleza, como ya comenté en mi anterior artículo en esta misma columna de Visionarias.

Hoy quiero ir más allá, y compartir otros aspectos que indudablemente apoyan este nuevo escenario de cambios inminentes y necesarios en las organizaciones, y que atañe exclusivamente a nosotras. Porque nuestra naturaleza no está reñida con esos cambios, sino que los acompaña y sostiene, muchas veces a pesar de nuestras propias “falsas creencias”, como el pensar que permanecer en nuestras zonas de confort nos “protegerá” del riesgo de decidir cambiar (sinónimo de vivir).

Va información que ya cuenta con algunos años:

La Revista Harvard Business Review realizó una investigación exhaustiva en 2012, llamada “¿Las mujeres líderes son tan efectivas como los hombres?  para tratar de entender por qué no hay más mujeres en puestos de liderazgo, en particular en posiciones decisorias de altos mandos.

El resultado: las mujeres eran tan efectivas como los hombres al momento de liderar. Más recientemente, en 2019, la revista volvió a realizar la misma investigación y se demostró que las mujeres obtuvieron mejores puntajes que los hombres en 17 de los 19 rasgos de liderazgo propuestos por la encuesta.

Rasgos que incluyen características netamente femeninas como la inteligencia emocional – que incluye la empatía – la perseverancia, la sabiduría de sus silencios, la ambición con propósito, la posibilidad de alinearnos de acuerdo a nuestras fortalezas y una visión mucho más holística (integral – abarcativa) del impacto de nuestro nivel de comunicación y de nuestras acciones.

La perspectiva de una mujer líder es diferente porque la ciencia confirma que somos más mesuradas – equilibradas – e inclusive más neutrales que los varones en el mundo de los negocios, aunque se haya desparramado una idea totalmente diferente, como por ejemplo que nos “dejamos llevar por las emociones” en instancias de poder, y por eso NO somos “fiables”, ya que los negocios exigen personalidades “altamente racionales” (o como dice la letra de una canción de rock en mi país: “jugo de tomate frío, en las venas deberás tener”).

Pero esto, obviamente, es falso. En su reciente libro: “Dare to Lead like a Girl: How to Survive and Thrive in the Corporate Jungle”, Dalia Feldheim – ex directora de marketing en McKinsey Global- sostiene que los ejecutivos y líderes de todos los rangos, sin importar su género, pueden combatir los estragos que dejó la pandemia (altos índices de stress, confusión, hartazgo, miedos exagerados, etc), simplemente adoptando rasgos de liderazgo convencionalmente femeninos.

En un reciente artículo Dalia escribió: “La razón por la que me sentí impulsada a escribir el libro es mi propia experiencia. Durante 17 años, estuve en un estado de flujo y sentí lo que se siente trabajar con una empresa que realmente te aprecia como ser humano. Pero luego debí trabajar con un jefe que era extremadamente controlador y denigrante, y vi cómo mi desempeño disminuía porque estaba muy ocupada defendiéndome. Lamentablemente, lo que me pasó a mí es demasiado frecuente en los lugares de trabajo de hoy”.

Otro rasgo que nos distingue es que amamos la tecnología, sin permitir que el mundo digital paute nuestra vida, porque lo ponemos al servicio de mejorar nuestro networking y lo utilizamos a favor del crecimiento y la auto exploración para mejorar continuamente. Esta capacidad femenina de alinearse a una mentalidad de crecimiento sostenido, incluye el hecho de que contamos con mayores niveles de tolerancia al fracaso y al error, e integramos esto sin problema en la cultura de la que formamos parte.

También sabemos mantener la actitud positiva, esa manía de sonreír siempre (no burlonamente, sino desde las entrañas), e integramos instancias de humor en el trabajo, lo cual contagia, alegra y torna más suave la convivencia. Esto no implica que vayamos por la vida con una sonrisa de cotillón puesta cual calcomanía, o recitando frases positivas estilo mantra por acá y por allá, ni mucho menos que somos felices a tiempo completo.

Se refiere más bien a que reconocemos que cualquier obstáculo – en especial los que surgen de las interacciones diarias con el personal – se sobrelleva mejor cuando la positividad es la actitud elegida. Y también se trata de permitirnos y permitir a los demás demostrar nuestra humanidad: que las emociones surjan, que la empatía sea moneda corriente, que se genere un clima de confianza expansivo, para lo cual se requiere una cuota de coraje del que las mujeres sabemos, y mucho. De esa forma, fomentamos relaciones más duraderas y profundas.

“Para abrir nuevos caminos hay que inventar, experimentar, crecer, correr riesgos, romper las reglas, equivocarse…y también divertirse” – Mary Lou Cook , actriz estadounidense.

Grandes y exitosos líderes, como Richard Branson (CEO de Virgin Group, entre otras empresas) actúan lo que predican e incluyen el humor en su gestión: “Los clientes no son lo primero. Lo primero son tus empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”. Estas personas no tienen ningún problema en hacer realidad lo que manifiestan, y además, demostrar los enormes beneficios que inspira en su gente un líder con buen humor. Para muestra, basta esta foto, donde se disfrazó de azafata y trabajó como tal junto a su tripulación en un avión de su aerolínea.

Hace un tiempo me entrevistaron en un programa radial cuya audiencia es en su mayoría del mundo emprendedor, y me preguntaron qué podía decirle a los líderes que estaban escuchando y que, seguramente debido a su falta de tiempo, no podían considerar o poner en práctica las sugerencias que yo había dado unos instantes atrás sobre, por ejemplo, que  deben estar al servicio de su personal, acercarse a cada miembro del equipo con humildad, inspirarlos a crecer, escucharlos atentamente, estar atentos a sus necesidades, conocerlos más, aprender sobre la realidad de sus vidas, ambiciones personales, sueños, composición familiar, gustos, etc ,

Le respondí que ese es justamente uno de los motivos que impiden el cambio de paradigma; la enorme resistencia – plasmada en excusas para reconocer la propia ineficiencia – a barajar y dar de nuevo, y aprender nuevas formas de liderar que siguen probando ser exitosas, como los modelos instaurados por líderes mujeres.

Por otro lado, muchos esgrimen que practicar la empatía con el personal – que no solo implica ponerse en lugar de los demás, sino hacerlo con genuina curiosidad de saber en qué podemos ayudar – puede “desdibujar” la autoridad del líder, porque al mostrarse vulnerable pueden verlo como alguien “débil” para cumplir su rol. Pues esto también es falso. Innumerables estudios, entre ellos los que llevó adelante Brené Brown, socióloga y escritora estadounidense, lo desmienten rotundamente, afirmando que abrazar la imperfección y la vulnerabilidad son rasgos de gran dignidad de parte de los líderes, y que sin ellos no será posible poner en práctica una dinámica relacional sana, valiosa e inclusiva: así lo sostiene en sus dos libros imperdibles: “Dare to lead: Brave work. Tough conversations. Whole Hearts” y “El poder de ser vulnerable” en idioma Español.

En definitiva, estamos ante un punto crítico y de inflexión, donde las preguntas surgen y golpean, pero la oportunidad no puede dejarse pasar, ya que dependemos todos de que aprendamos a hacer las cosas un poco mejor cada día. Suena naif, lo sé, pero es tan real como la mismísima realidad que hoy por hoy no nos da respiro.

Si el mundo del management global se toma en serio esta oleada de renuncias masivas y el impacto que dejó la pandemia en la salud mental, realiza un insight profundo y comienza a asimilar aprendizajes que mejoren su performance, las mujeres líderes podemos señalar el camino y de hecho, debemos hacerlo. Creando instancias que apoyen a quienes sean responsables de personal en cualquier parte del mundo, capacitando y enseñando que “lo femenino” en los negocios es hoy más que nunca no solamente necesario, sino absolutamente imprescindible.

Porque después de todo, como decía Anais…

“La vida se reduce o se expande en proporción directa a nuestro coraje.” Anais Nin, escritora franco-norteamericana. (1903– 1977

Hablar en público es fácil con Oratoria Creativa

Hablar en público es un conocimiento que, una vez adquirido, aumenta las posibilidades de crecimiento personal, laboral y profesional.

Se escucha por ahí…

«Cuando estoy frente a la audiencia, me congelo, necesito urgente perder el miedo y aprender a hablar en público con naturalidad por mi trabajo/obligaciones profesionales, etc».

«Tengo terror de olvidar qué decir en una presentación laboral con mi jefe/a o cualquier persona con autoridad delante»

«De solo pensar que alguien pueda interrumpirme mientras estoy disertando, mi corazón empieza a palpitar muy fuerte y ya no puedo continuar siquiera pensando en hablar en público».

«Me muero de miedo de estar parado/a ante cualquier audiencia, así sea una sola persona, o gente conocida. Si tuviese que hablar a quienes apenas conozco no sería capaz de hacerlo»

«Soy disertante y tengo años de experiencia, aunque confieso nunca utilicé la creatividad para armar mis presentaciones, me parece una forma original de complementar mi trabajo».

«No tengo idea de por donde debería empezar a armar mi charla/seminario, presentación de negocios, defensa de mi tesis, etc. De tan solo pensarlo, decido dejarlo para último momento y no puedo dejar de procrastinar»

«Cuando sé que me toca dar una presentación, taller o charla, me descompongo, literalmente,  y estoy enfermo/a de ansiedad por lo menos una semana antes, con síntomas que van desde migrañas hasta náuseas interminables»

«¿Y si me interrumpen mientras estoy disertando?¿Cómo retomo el guión de lo que estaba diciendo sin ponerme nerviosa? Ni loca me juego a pasar semejante papelón!!!»

«Creo que podría muy bien hablar frente a mi audiencia, porque lidero un equipo sólido y he logrado su confianza. Sin embargo, sé que puedo mejorar mucho mi performance…por eso me gustaría continuar mi aprendizaje como disertante».

¿Te sentís identificado/a con algunas de estas frases?

¡¡¡No estás solo/a!!!

Te preguntarás…¿Porque hablar en público provoca tanto terror?

Porque estar frente a una audiencia nos expone, y los seres humanos somos vulnerables ante la mirada, juicios y atención de los demás.

Sin embargo, es cuando aprendemos a dominar nuestra mente y a hablar desde nuestra Esencia que todo cambia, porque comenzamos a conectar emocionalmente…

La mirada u opinión ajena, las críticas e interrupciones dejan de ser relevantes, y se apodera de nosotros una inmensa alegría interior.

Eso sí: recordá la regla de oro: NADIE es perfecto. 

No existen, por lo tanto, las disertaciones o los/las disertantes de ese tenor.

Pero por supuesto, podemos trabajar para lograr la Excelencia (que NO es lo mismo que la perfección)

En efecto, podés convertirte en un/a orador creativo brillante, capaz de honrar tus imperfecciones sin auto-flagelarte, y así transmitir con convicción y entusiasmo tus mensajes, valiéndote de tu impronta creativa, que es ÚNICA.

Proponete este año aprender una de las habilidades que más puertas te abrirán en tu carrera o profesión, y que te brindará enormes satisfacciones, aquí y en cualquier parte del mundo: Oratoria Creativa.

¡No te postergues más! Escribime a contacto@monica-arias.com y empecemos hoy mismo el Curso «Magnetizando Audiencias», de Oratoria Creativa!

Crisis de Liderazgo: sacudón emocional…y oportunidad de cambio.

Los líderes se forjan y crecen cuando están al servicio de su gente, porque se retroalimentan y enriquecen cuando aprenden a relacionarse.

La era de los egos «inflados» en los puestos de alta responsabilidad está llegando a su fin…

En este mini-video te muestro lo que NO va más, y te doy indicios de cómo comenzar a transformar positivamente tu gestión y resultados.

Consultas? Escribime a contacto@monica-arias.com.

Comunicación de Excelencia: el poder de refinar el lenguaje.

Sabemos que todo comunica, lo que se “escucha y se ve” y lo que no, porque comunicar no implica solo hablar, sino también expresarse.
Sin embargo el habla, en cualquier idioma, sigue teniendo prioridad a la hora de emitir un mensaje…que no siempre “llega” con el sentido y significado de lo que se intentó compartir. Pero esa es «harina de otro costal» como diría mi abuela.


La Neurociencia nos dice que vivimos de acuerdo a ciertos “patrones” del lenguaje acumulados en el inconsciente, que no siempre favorecen la buena comunicación, porque con la repetición devienen en efecto “hipnótico”. Dicho de otra manera: el lenguaje que usamos sin darnos cuenta, demarca el resultado de nuestra comunicación, y por ende, de la calidad de nuestras relaciones.

Sabemos que el lenguaje es poderoso porque obra como una moneda de dos caras: es creador y destructor al mismo tiempo. Tanto puede sanar, elevar, mejorar, alentar, facilitar, construir, bendecir, recrear, inspirar, valorar y amar, como todo lo contrario: con una sola frase desalentadora se puede truncar el futuro de una persona, o hacer que su estado de ánimo caiga en picada y tarde mucho tiempo en recuperarse. 

En los entornos laborales este doble poder del lenguaje se magnifica, para bien y para mal, con las consecuencias que se observan a diario: los líderes que utilizan lenguaje de excelencia son más congruentes, inspiran al crecimiento y logran equipos comprometidos. Quienes no se interesan en trabajar en sí mismos y pulir su estilo de lenguaje, logran el escenario contrario: desmotivación, agresividad, exigencias desmedidas, conflictos recurrentes, falta de compromiso, índices de productividad inestables, etc.

La comunicación de excelencia no es un recurso “facilista” o «elitista» y no está reñida con la realidad que viven las personas en las organizaciones. Es una necesidad porque replantea la rutina de las conversaciones que no dan resultado y pone en jaque a los líderes aferrados a estilos de lenguaje peyorativos o agresivos.
 
Veamos un ejemplo:

No es lo mismo que el líder diga: “¡Necesito que (me) entregues el trabajo urgente!, casi a los gritos, que a cambio diga: ““¿Cómo vas con el trabajo? ¿Necesitás ayuda para terminarlo? Si es así, contá conmigo (o con quien designe para ayudarlo/a), ya que lo necesito lo antes posible…”

¿Cómo puede sentirse quien escucha la primera frase?
¿Cuál sería la emoción asociada al escuchar la segunda?

Los líderes pueden lentamente dejar de lado el lenguaje hipnótico (inconsciente), y aprender comunicación de excelencia para elevar así la calidad de sus interacciones, y como reflejo, de las relaciones con su personal y con toda la cultura organizacional a la que pertenece.
 
Porque como dijo la brillante Mary Kay Ash: “Una empresa es tan buena como la gente que trabaja en ella”.

Para reflexionar…

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