Cuando hablo de liderazgo femenino, me refiero a todas las personas que, siendo mujeres biológicamente, o sintiéndose mujeres, o eligiendo esa sexualidad en cualquier momento de su existencia, han adoptado el camino emprendedor como forma de vida y han integrado virtudes como la elegancia al momento de liderar, en especial en escenarios de crisis mundial, como el actual (y tantos otros que fueron y serán).
Comparto el link a mi artículo: «Liderazgo femenino: elegancia efectiva en contextos de crisis», publicado el 19 de Mayo de 2022 por la excelente revista de negocios Visionarias – www.visionarias.business.com
http://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.png00Monicahttp://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.pngMonica2022-05-21 22:25:062022-05-21 22:25:08Liderazgo femenino: elegancia efectiva en contextos de crisis
En este mini auto-test, te ayudo a reflexionar sobre algunas preguntas poderosas para considerar la realidad de tu gestión actual de Liderazgo, y animarte a cambiarla si es preciso.
http://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.png00Monicahttp://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.pngMonica2022-04-25 17:49:332022-04-25 17:51:27Sos Líder? Te obsequio este regalo :)
Desde hace varios años, crear y consolidar equipos colaborativos, ágiles y comprometidos es el enfoque masivo más importante en prácticamente todas las industrias del mundo. Sin embargo, en varias encuestas globales sobre tendencias de Capital Humano durante 2019, se supo que solamente alrededor del 7% de los líderes en empresas de todo tamaño se sintieron listos para iniciar un cambio en sus equipos.
En la actualidad, y a medida que seguimos lidiando con todos los problemas causados por el Covid.19 en nuestra salud psico-física, debemos sumar además la incertidumbre económica y laboral que trajo aparejadas nuevas formas de relacionarnos y de entablar negocios.
Por eso, para generar propósitos evolutivos en las organizaciones es preciso reorganizarse y evitar paradigmas de liderazgo obsoletos, ya que fomentar la colaboración en los equipos es absolutamente esencial para lograr alto rendimiento.
Porque, si hace tres años atrás, la mayoría de los líderes no estaban preparados para centrar su liderazgo en la colaboración, ¿se imaginan cómo es hoy el escenario post pandemia, con los nuevos índices de deterioro en la salud mental, los cierres de empresas, el trabajo remoto e híbrido y la realidad de que los líderes no saben cómo enfrentar el desafío de lidiar con los problemas relacionales diarios?
Es cierto que iniciar cambios en una cultura organizacional no siempre es sencillo, porque todo nuevo aprendizaje implica un esfuerzo y además provoca incomodidades de variada índole. Pero reconocer que sin esos cambios no hay espacio presente ni habrá futuro para esa organización es un ejercicio de auto-reflexión insoslayable para cualquier líder, en cualquier lugar del planeta.
Una forma de acompañar la decisión de cambio es incrementar los diálogos en todo el entramado social de la empresa.
Los beneficios no tardarán en reflejarse y podrán medirse fácilmente: aumento del compromiso en las tareas, empleados más entusiasmados, incremento del orgullo de pertenencia, menores índices de stress y sus derivados, mayor creatividad individual y grupal, etc.
El resultado de este simple cambio producirá beneficios colaterales: las empresas fidelizarán a su fuerza laboral, y esto reducirá enormemente sus costos en reemplazar empleados y aumentará su prestigio, porque la mayoría de los competidores aún siguen creyendo que la “culpa” la tienen las nuevas generaciones por “irresponsables”, el Covid-19 que ”los tomó por sorpresa” y mil otras cuestiones (excusas).
Los líderes están parados hoy ante un cruce de caminos: elegir el más conocido tal vez produzca resultados al principio, pero no a largo plazo. Si verdaderamente desean lograr equipos colaborativos, es necesario que elijan el camino desconocido, no transitado y tal vez más largo, que pondrá en jaque todas sus inseguridades y expondrá los problemas relacionales que es preciso enfrentar y sanear.
Ese es el único camino seguro para lograr un ambiente laboral estable y alegre, donde el personal desee desarrollarse, compartir, y crecer de manera sostenida (pasaje del “Yo” al “Nosotros”).
Cuando esto ocurre, y como en una ecuación matemática perfecta, los líderes gestionan mejor, los equipos colaboran, y los resultados positivos crecen y se consolidan en el tiempo.
¿Quieres aprender a dialogar con tus equipos y crear una cultura colaborativa? Envíame un email a contacto@monica-arias.com y agendamos un encuentro.
Un/a verdadero/a Líderno crea separación. Un/a verdadero/a Líder une a su gente.
Comparto hoy este informe sumamente interesante que preparó la gente de Great Place to Work Argentina sobre la generación Millennials (año 2021) en virtud de acercar cada vez más a las empresas con el conocimiento y entendimiento necesarios para comenzar a mejorar diariamente su diálogo, cultura organizacional y gestión de liderazgo.
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En la siguiente infografía, comparto los 8 NO legociables que estas dos jóvenes generaciones acuerdan compartir a la hora de pertenecer a una organización/empresa/institución, y desear seguir haciéndolo.
Dale un vistazo, tomá nota y actuá!
http://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.png00Monicahttp://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.pngMonica2021-11-29 15:14:352021-11-29 15:14:38Liderando Millennials y Generación Z: 8 No negociables.
Dialogar (que no es hacer tormenta de ideas) y escuchar con intención – actitud que precede y comanda todo diálogo – permite la práctica de conversaciones que destraban miedos, confusión y chateos tóxicos mentales, y por ende habilitan el avance de los proyectos sin cargas emocionales innecesarias. Conversar eligiendo un lenguaje expansivo (con palabras y actitudes elegidas ex profeso, en particular por los líderes), y aprender a escuchar sin juzgar, es la receta clave para co-crear un ambiente laboral de confianza mutua y crecimiento sostenido, sea tu ámbito presencial, virtual o mixto (híbrido).
Estamos comprobando en carne propia lo que la Neurociencia constató hace más de una década: es indudable que la calidad del ambiente laboral depende de la calidad de las relaciones entre los miembros de la empresa, que a su vez depende de la calidad y tono emocional de sus conversaciones, personales o tecnológicas, virtuales o presenciales.
Se desprende entonces que, como Líder, el éxito de tu gestión – sea presencial, virtual o híbrida (mix entre ambas) – dependerá a su vez de la forma en que logres comunicarte con tu gente. Por eso, el cambio de mentalidad más importante que todo líder puede tener es darse cuenta de que tiene el poder de crear el espacio que habilite conversaciones creativas, expansivas, (no confundir con brainstorming) que generen mayor entusiasmo y reduzcan o eliminen el miedo, la apatía o la procrastinación de sus empleados.
Generar una “química sustentable” que amalgame a todos bajo el mismo “paraguas” de crecimiento y colaboración es la “nueva normalidad” instaurada durante la pandemia, que regirá el período post-pandemia según las Consultoras Gallup International, Deloitte y otras. Esto no es utópico, es posible focalizarse y / o generar las emociones de entusiasmo, compromiso y alegría dentro del trabajo, con la actitud adecuada y poniendo en práctica pasos simples que requieren la práctica sostenida en el tiempo y el compromiso de los tomadores de decisión.
Este es el diferenciador del siglo, porque incide directamente en la calidad de los resultados que planifiques lograr.
Van dos sugerencias que te ayudarán a mejorar tu clima laboral:
Sé consciente de cómo iniciás tus conversaciones y del tono y contenido emocional que compartís
Por ejemplo: el enojo o la bronca, hablar en voz quebrada, dudosa, dirigirse a tu personal con palabras o gestos de agresión o de disgusto por algún error que hicieron, etc «CIERRA» automáticamente al cerebro, lo paraliza, lo cual disminuye notablemente la plena atención y la escucha intencional, perjudicando las interacciones.
Intentá siempre elegir el estado emocional que contribuya más a tu expansión y la de tu equipo: iniciá tus mensajes con la mejor predisposición, aún si es muy difícil la conversación que debas mantener. Tené siempre en mente que tu intención es la de acompañar, de servir con alegría, de invocar al diálogo. Todos estos estímulos – y muchos otros que ponen el foco en la participación y colaboración – «ABREN» al cerebro, lo preparan para la creatividad, porque bajan notablemente el nivel de ansiedad y miedos que puedan estar perturbando a las personas.
Si el cerebro se «cierra», estarás caminando “sobre cáscaras de huevo” y en un laberinto sin salida: siempre vas a volver al mismo lugar – tal vez te haya sucedido por años – y no habrá cambio posible porque así estás “programado”.
Si en cambio, está en un canal «abierto» – tu mente estará relajada, y tendrás más posibilidades de elevar la calidad de tu comunicación, dado que los estados emocionales expansivos te habilitan para que puedas escuchar/comprobar/poner en práctica/explorar muchas más opciones/posibilidades/alternativas sobre cómo cambiar una situación dada no deseada, lo cual, inevitablemente, enriquecerá tus relaciones.
La idea entonces es OBSERVAR sin juzgar qué tipo de mensaje estás enviando y cómo lo estás haciendo, cada vez que inicies una conversación, des una pauta, informes sobre nuevas iniciativas, un cambio, etc. Cuando sos consciente de la manera en que comunicás, podés elegir cambiarla si no te favorece. Podrás así co-crear una cultura que permita que los demás interactúen sin tanto miedo y compartan perspectivas, emociones, sentimientos y aspiraciones, lo cual hará que tu gente crezca – o quiera crecer en principio – y aprenda que el cambio, aunque genere miedos, no es el fin, sino el comienzo y continuación del crecimiento, que dicho sea de paso, nunca tiene fin. De hecho, y paradójicamente como lo dijo Heráclito hace siglos: LO ÚNICO CONSTANTE ES EL CAMBIO.
2 Recordá la regla de Oro: Toda conversación, sin importar el grado de importancia del tema que se trate, estimula en los demás reacciones emocionales, de diversa índole e intensidad.
En efecto, las conversaciones conllevan SIGNIFICADOS – y estos significados están entrelazados y activados mucho más en QUIEN ESCUCHA (tu equipo) que en QUIEN HABLA (Vos).
Por eso, las palabras que elijas pueden causar que las personas se inspiren y refuercen un lazo de confianza con mayor intensidad, lo cual puede medirse fácilmente si sabés que para tu gente trabajar en tu empresa es como pertenecer a una familia… Cuando te des cuenta de esto, inmediatamente te surgirán las palabras, frases y actitudes que facilitarán tu conexión emocional con los demás. Sin embargo, tu forma elegida de dirigirte a ellos puede también desintegrar la confianza en un instante, haciendo que estén a la defensiva, critiquen permanentemente tu estilo de liderar y te consideren – y a su juicio, te soporten – solamente porque sos “EL/LA JEFE/A» . De ahí la importancia de lograr una comunicación clara, explícita, pero también con emocionalidad, serena, para que haya un equilibrio entre las responsabilidades a realizar y el estado emocional de todos los involucrados, incluyéndote.
Van 4 Preguntas Poderosas para interactuar con el equipo y generar diálogos:
Como no soy experto/a en el tema…quisiera que compartas/compartan… ¿qué pensás /piensan vos/ Ustedes sobre mi opinión?
¿Qué otras posibilidades /alternativas pensás /piensan que podríamos crear?
Me gustaría pensar en grande sobre esto. ¿Cuál/es sería/n tu/s mayor/es aspiración/es – contribución/es para el proyecto?
Les cuento: estos son nuestros desafíos actuales. …¿Qué ideas/sugerencias tienen /se les ocurre aportar sobre cómo enfrentarlos y atravesarlos? Pensemos un minuto y luego me encantaría escucharlos e interactuar entre todos.
Tu mente se abrirá ni bien comprendas la conexión íntima entre el ESTILO DE COMUNICACIÓN que elijas Y LA SALUD (psico-física) que compruebes al aplicarlo. De esa forma estarás habilitado/a para lograr que tu ambiente laboral sea más sano, con rituales de conversación que progresivamente generen emociones positivas e instauren alegría, autogestión responsable, humor y co-creación sostenida y sustentable.
Espero este artículo te haya sido de utilidad. Si es así, te pido le des un Like y lo compartas con quienes creas puedan necesitar leerlo.
Si te interesa comunicarte mejor con tus equipos y lograr un ambiente de auto-gestión responsable, escribime a: contacto@monica-arias.com y con gusto agendamos un encuentro.
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El mundo de los negocios afianza hoy más que nunca innovaciones e inversiones tecnológicas en virtud de mejorar los vínculos, en particular con sus clientes: delicias que no tardan en verificarse en torno a la digitalización. Aún así, y a descrédito de su “aggiornamiento”, la mayoría de las empresas siguen “haciendo agua” en relación al nivel mediocre de sus Líderes, a la mala calidad de sus culturas internas burocrácticas y demasiado «serias», a la relación generalmente “nociva” que entablan con su personal, y a la pobrísima comunicación que, en líneas generales, se sigue atestiguando después de dos décadas de iniciado el siglo. Por eso, el rol de la alegría dentro de las organizaciones es clave: todos ansiamos “desestructurarnos” de vez en cuando en el trabajo porque conectamos mejor y más rápidamente cuando la compartimos, y porque nos sentimos partícipes de todo lo bueno que gracias a ella logramos .
Ni tanto ni tan poco. No se trata de imponer la alegría como una obligación en el trabajo, tampoco de instituir un “circo” a intercalar en las actividades cotidianas, ni de hacer cortes reiterados en las tareas para pasarla bien y “no sentir” la carga de responsabilidad que compete a cada quien en una organización, empresa, institución, etc. Más bien se trata, como casi todo en la vida, de buscar un equilibrio y usar el sentido común, que nos está marcando hace rato el fin de un paradigma y el comienzo de uno totalmente distinto dentro de las organizaciones de todo tipo: una verdadera transformación positiva sobre lo que hasta hace poco creíamos era “lo correcto”.
Cuando un paradigma se torna obsoleto, se gesta al mismo tiempo otro que lo suple, y esta metamorfosis implica crisis, dolor, y lo peor de todo: mucha incertidumbre. El paradigma obsoleto quiere seguir vivo, aferrado a sus “zonas de confort”, sus normas y procedimientos archi conocidos, su dudosa “efectividad”, su liderazgo “ultra-individualista” etc.
A medida que el nuevo paradigma crece es imprescindible aprender a cuidarlo, reconocer sus beneficios innegables, desaprender lentamente lo que ya no nos sirve más, aunque nos “moleste” y caprichosamente lo resistamos.
¿Qué es lo que ya no sirve más en esta cultura tal como está?
Si la cultura laboral a la que pertenezco permitiera la alegría…¿cuáles podrían ser las ventajas para todos?
¿Qué necesito comenzar a cambiar para incluir más alegría en mi vida y mi gestión?
¿Con qué recursos cuento para iniciar el camino del cambio?
¿Quién/es me puede/n ayudar/apoyar para llevar a cabo esta transformación positiva (dentro y fuera de la empresa)?
Las auto-preguntas sugeridas le sirven de base y guía a cualquier líder para indicar la intención de co-crear una nueva cultura organizacional con sus equipos, más diversa, inclusiva, alegre y productiva. Quienes gestionen personal pueden fomentar la alegría diariamente, ya que son ellos a quienes su gente observará, y en última instancia, imitará de manera natural. De esta forma, el bienestar laboral irá in crescendo, y de la misma forma también los resultados.
Muchos sugieren que entrenar a sus líderes en lo que se denomina erróneamente “habilidades blandas” es una pérdida de tiempo, una inversión “innecesaria”, un “lujo” que no se pueden dar…y siguen las excusas…
La realidad es que solo en la última década la Neurociencia logró comprobar el enorme impacto positivo que tiene fomentar la alegría en los ambientes laborales. Por ejemplo, hoy se sabe que los cerebros de las personas que comparten espacios laborales con alegría funcionan mucho mejor aún en contextos inadecuados, y que su capacidad de interactuar entre ellos aumenta considerablemente. También se sabe que los individuos alegres expanden su energía positiva y aumentan considerablemente su nivel de productividad. La sociabilidad se instaura y se valora así en cualquier ambiente donde los líderes demuestren un alto nivel de coraje, compromiso y responsabilidad para “dar el salto” del cambio necesario.
El nuevo paradigma del Liderazgo invita a explorar el conocimiento básico de nuestro sistema nervioso central, del cerebro y su incidencia en nuestro bienestar psico-físico a través, en principio, de la generación de neurotransmisores “felices” como la serotonina y la oxitocina, que se distribuyen en el cuerpo cuando vivimos estados de alegría y /o humor compartidos, y nos ayudan a “bajar un cambio”, a abrirnos a lo nuevo sin tanta ansia de control y a equilibrar nuestras emociones.
Cinco beneficios directos que aporta una cultura organizacional alegre:
Bienestar psico-físico (homeostasis)
Mayor interacción y diálogo entre sus miembros y en todos los niveles de la escala jerárquica.
Menor nivel de stress, ansiedad, miedos exagerados y resistencias de cualquier índole.
Disminución inmediata de conflictos.
Mayor productividad y nivel de resultados.
Considerar una cultura organizacional alegre e instaurarla es posible, y además, urgente. No obstante, el pasaje de un paradigma basado el alta competitividad e individualismo a uno donde se logre mayor armonía y sentido de pertenencia no es fácil ni inmediato. Requiere, entre otras cosas, de la toma de decisión férrea en lograrlo y de una gran dosis de paciencia, inversión en tiempo y prácticas sostenidas, muy distintas a las acostumbradas.
Es un camino directo hacia lo desconocido, una salida por la puerta “conocida” hacia la zona difusa e inexplorada donde reina la creatividad, y donde no se sabe bien el qué ni el cómo, pero que hace rato se percibe como imposible de postergar, no negociable y absolutamente imprescindible.
Hasta la próxima! Mónica M. Arias
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Cuando se trata de trabajar con tus equipos hacia el logro de tus objetivos, es vital que aprendas a entablar todas las conversaciones difíciles que debas enfrentar en el proceso, con respeto, confianza e integridad. No está de más recordarte, de todas maneras, que es preciso seas lo más consciente posible de la dinámica siguiente: es inevitable que hasta cierto punto, el éxito de tus conversaciones y de tu gestión descansarán en tu aceptación plena de que en muchas ocasiones nadie estará de acuerdo con vos, y aún así, estar en paz con eso.
Sabemos que a casi nadie le agrada tener que enfrentar una conversación difícil, sea en el ambiente familiar o social, y mucho menos en la empresa. La razón es que hacerlo implica inexorablemente atravesar estados emocionales que no nos gustan: stress, tensión, incomodidades, incomprensión, intolerancia, furia…Y como si fuera poco, aceptar que la otra parte también se sentirá así.
Para atravesar y agilizar las conversaciones difíciles, primero hay que decidir llevarlas a cabo. Y esto implica correrse del “lugar común”(donde a los líderes les encanta dar cátedra ), hablar solo lo necesario y luego contenerse un buen rato de continuar hablando, para mantenerse lo más atentos posible a escuchar y a sentir qué sucede cuando la conversación ya se inició. Una vez dado el puntapié inicial, toda conversación difícil que mantengas con tu personal aliviará muchísimo las tensiones que se hayan amontonado, despejará dudas y derribará juicios de valor innecesarios, también creados en la mente de las personas, y en la tuya propia.
Recordá que todo problema relacional tiene origen en la forma y estilo en que las partes se comunican, consciente o inconscientemente. Por eso es sumamente importante que seas quien da el ejemplo y decide conversar lo que sea necesario con quien sea necesario.
A veces no tenés idea por dónde empezar, cómo iniciar estas conversaciones, qué palabras utilizar para propiciar un mayor entendimiento de lo que querés transmitir. Por eso decidís evitarlas a toda costa. Pero sabemos que todo problema relacional (entre vos y tu gente, en este caso) proviene de una comunicación deficiente, escasa, o nula. Por eso, lo ideal es que reconozcas esto último y evites postponerlas.
Cuando temas que las conversaciones puedan complicarse por los temas que implican, te sugiero seguir los pasos siguientes, embebidos en la fórmula CEMA, creada por Enrique Sacanell, consultor y formador Español.
En su libro: “¿Cómo se lo digo? El arte de las conversaciones difíciles” Scanell presenta el modelo CEMA que divide la conversación en 6 partes y hace hincapié en que ESCUCHAR es la actitud más importante que las atraviesa, simplemente porque sin la escucha intencional se dificultará toda conversación posible, en particular aquellas que no son sencillas de iniciar.
La pregunta que podés hacerte aquí es: ¿Qué tan bien escucho con atención e intención de comprender a mi personal? Te la dejo picando…
Vamos con las partes del modelo CEMA de Scanell y algunas ideas que te propongo para que venzas el temor de llevar a cabo conversaciones difíciles.
La Pre-conversación Es necesario que te prepares para iniciar toda conversación difícil. A mayor preparación, mayores posibilidades tendrás de tener éxito. Idea 1: Escribí en un cuaderno cuál es el objetivo de la reunión, por ejemplo: llegar a un acuerdo y que los empleados se comprometan a cumplirlo, buscando las frases y palabras para evitar caer en “lagunas” o “silencios eternos” al hablar. Segunda idea: Lo ideal además, es hacerte preguntas, por ejemplo: ¿Qué objetivos no está cumpliendo el grupo/empleado? ¿Cuáles son las responsabilidades que debería estar asumiendo y no cumple? ¿Estoy verdaderamente separando al problema de la persona? Si se trata de un conflicto entre pares, ¿Conozco las versiones de cada parte? Etc. Es importante disponer de toda la información que puedas antes de empezar a hablar para basar tu mensaje en hechos concretos. Tercera idea: Te recomiendo una frase de apertura que podés adaptar con todas las variables que quieras, sea personal o virtualmente, en grupo o a una sola persona: “Los cité a esta reunión porque surgieron algunos temas delicados/un poco delicados/ que están afectando nuestra convivencia/comunicación/el ambiente que compartimos / la manera en que trabajamos, etc., y de los cuales tenemos que conversar para que todos comprendamos que no pueden volver a suceder / repetirse, ya que nos perjudican a todos”.
Construir Se refiere a la importancia de crear una atmósfera lo más agradable posible para dar inicio a cualquier conversación ríspida. El lugar donde la entables, cómo dispongas los muebles, la iluminación, en fin, el ámbito donde conversarás con tus empleados debe ser distendido. Empezá por honrar a tu gente con la actitud apropiada: siempre debés priorizar el respeto, la claridad, las pausas, y por sobre todo, la escucha. De esa forma será mucho más sencillo el ida y vuelta entre todos ( o entre vos y aquella persona con la que decidas tener la conversación difícil).
Explorar Luego de tu introducción inicial, es muy importante que fomentes en todos los involucrados la posibilidad de dar sus opiniones y de expresarse libremente. Muchas veces tal vez tengas ideas preconcebidas de lo que ocurre, creadas a raíz de rumores que circulan o debido a tu mayor o menor afinidad con algún empleado o grupo. Estas creencias te predisponen a adoptar una determinada actitud y a emitir juicios de valor que podrían intoxicar la conversación. Todos deben tener la oportunidad de expresar su punto de vista, y que éste sea escuchado sin “filtros”. Tu reacción y respuesta a lo que la gente te diga debe ser lo más ecuánime y calmada posible.
Mostrar Este es el momento de exponer tu visión sobre el/los problema/s de la manera más clara y precisa posible. No uses idioma técnico, ni palabras o frases rebuscadas. Sé franco/a, punto, pero sin perder tu halo de autoridad. Si te interrumpen cuando estás hablando, pedí permiso para contestar lo que pregunten luego de terminar de hablar. De esa forma, podrás decir lo que tengas que decir primero, y luego dar lugar a que todos (o la otra persona) exprese su punto de vista. No hay fórmulas mágicas ni soluciones sencillas para lograr consenso, aunque el esfuerzo de interactuar vale la pena para todos los involucrados.
Actuar Significa que tenés que hacer todo lo posible por llegar a un acuerdo de compromiso entre vos y tu personal. Cuando este se logra, las conversaciones difíciles habrán tenido éxito y podrás a futuro replicarlo siguiendo estas ideas u otras similares.
Post conversación Se refiere a que periódicamente, es necesario llevar a cabo la revisión del acuerdo y chequear el compromiso asumido por cada persona, incluyéndote, por supuesto. Cada tanto, tendrás que verificar si el acuerdo al que arribaron sigue vigente, e ir monitoreando si hubo mejoras en la comunicación y si pudiste comprobar que surgieron menos conflictos u ocasiones de entablar conversaciones difíciles luego de haber aprendido a hacerles frente.
Probá de iniciar tus conversaciones difíciles…el resultado siempre será positivo a largo plazo y en beneficio de todos. Obviamente, existen muchas otras formas simples, directas y efectivas de elevar tu calidad de comunicación con tus grupos al nivel de Excelencia, y puedo ayudarte a conocerlas y ponerlas en práctica hoy mismo.
Escribime tu consulta a: contacto@monica-arias.como envíame un whatsapp al (54911)59373158 – 011-5937-3158.
Abrazos! Mónica
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Nos guste o no reconocerlo, liderar es un proceso que se lleva a cabo en dos niveles: físico y no físico. A nivel físico a través de conversaciones, interacciones y acciones concretas. A nivel no físico mediante pensamientos, intenciones, gestos inconscientes y principalmente, nivel de energía. Lo no físico suele ser disonante con lo físico, producto del enorme miedo que muchos líderes sienten, pero que rara vez admiten y del que casi nunca reflexionan.
El proceso de llevar a cabo un liderazgo de excelencia y eficaz no requiere de super poderes, sino de la comprensión real de que cualquier cambio sucede a nivel físico, pero por sobre todo a nivel mental, emocional, energético y por ende, “vibracional”. La ciencia ha comprobado que a mayores miedos, menor “vibración” expansiva de la energía que cada uno de nosotros emitimos.
Esto que solía denominarse “discurso pseudocientífico” es una realidad contundente y harto probada: los líderes fuertes y exitosos exhiben una energía ampliada, expansiva, que disipa los miedos propios y ajenos, creando vínculos profundos de mutuo beneficio. Por eso, el éxito de cualquier cambio que emprendamos está ligado directamente al uso adecuado – o no – de la energía de que disponemos en un momento determinado.
Si estás dispuesta/o a reconocer la verdad que encierra el párrafo anterior, los siguientes serán de gran ayuda para liderar los cambios que necesites o quieras iniciar con tu gente.
Es verdad que auto-administrar la energía no es simple, más bien es, como mínimo, una tarea compleja, donde entran en juego factores de la personalidad, creencias, estado anímico, etc. Se entiende entonces cuánto más difícil es para vos en tu rol de líder (bien lo sabrás), reconocer el estado en que cada quien se encuentra, distribuir tareas acorde y al mismo tiempo emplear las diferentes capacidades de quienes conforman tus grupos, ya que por regla general no todos estarán pasando por estados anímicos iguales, o demostrarán niveles de energía similares en el mismo momento…día, semana, mes, etc. No obstante, tu decisión de cambio es el primer paso para lograrlo.
Cuando se habla a nivel científico de “nivel de energía” no se refiere a si la persona es o no proactiva, inteligente, ejecutiva, rápida, o si al presentarse parece que “se lleva todo por delante, como un huracán” etc. Alguien así será temido, y como mínimo, confundirá a su gente.
No. El nivel de energía está ligado a la carga emocional positiva del líder, a su disposición permanente a ser flexible, a priorizar el servicio, a su intención genuina de lograr un equipo unido, sólido, con identidad propia, donde la energía grupal siempre esté presente y se trabaje e interactúe con verdadera pasión y alegría. Es decir, el nivel de energía se refiere no solo a lo que el líder hace, sino, en especial, a “cómo lo hace”.
Uno de los renombrados científicos que estudió la relación directa entre estados emocionales y productividad es Daniel Goleman, psicólogo norteamericano y autor de los libros “Inteligencia Emocional” e “Inteligencia Emocional en la Empresa”. Goleman y muchos otros estudiosos del comportamiento humano realizaron en los últimos años una serie de estudios sobre estilos de liderazgo y el impacto directo que juegan las emociones en el rendimiento y la satisfacción personal de los empleados.
Se comprobó que un entorno donde priman las emociones que desmotivan o perjudican psicológicamente, erosiona las capacidades mentales y a su vez, esto repercute en la baja calidad de las relaciones que se entablen en dicho entorno (cultura tóxica), lo cual a su vez desmoraliza y se ve reflejado en el bajo rendimiento y productividad del personal (resultados).
Recordá que el cerebro es altamente ineficiente cuando está aburrido o estresado. Sin embargo, funciona de forma óptima cuando está en estado de “curiosidad”, sorpresa, color, alegría, y se equilibran las demandas de los líderes y las habilidades de las personas para cumplirlas. Ese, es tu verdadero desafío. Por otro lado, todos sabemos que la gente trabaja bien cuando se siente bien. Tu rol y tu equilibrio emocional son vitales para mantener el espíritu de tus equipos bien alto, a pesar de los desafíos y problemas que enfrenten.
Y aquí entra en juego tu capacidad para permanecer atenta/o a tus propios cambios de humor, tus pensamientos, acciones, nivel de energía, etc. Porque de eso dependerá que puedas establecer metas “movilizantes” y que tengan “sentido” para todos, más allá de las que establezca la compañía. Hay variables que no dependerán de vos, por supuesto, como las políticas de la empresa, sin embargo, siempre serás quien medie entre esas políticas y tu gente.
Veamos un par de ejemplos de acciones que te ayudarán a liderar cambios:
1-Reflexioná , revisá y revaluá aquello que no esté “funcionando” bien.
Revisá periódicamente y con curiosidad qué viene pasando en tu gestión y en el clima que se vive en tu grupo. Definí qué tipo de problema o desafío persistente incide directamente en la dinámica relacional y en los resultados y anotalos en un cuaderno o tabla digital. Te dejo dos ejemplos y te animo a agregar todos los que recuerdes de acuerdo a tu caso específico:
En líneas generales, hace rato mi equipo está desanimado/resentido/distraído/no comprometido/rebelde, etc.
Me cuesta mucho “llegar” a conectar emocionalmente con mi gente/lograr que comprendan la importancia de trabajar en equipo/ involucrarlos en las metas/responsabilizarlos por las tareas/mantenerlos activos, etc.
Una vez definas los problemas a los que te enfrentás, creá una lista de posibles acciones que podrías tomar inmediatamente, tanto a nivel personal como virtual, por ejemplo:
Hacer una reunión semanal donde invites al diálogo y vos des el ejemplo abriendo el mismo. (no confundir con brainstorming) y explores cómo se sienten al hacerlo.
Exigir menos y acompañar / enseñar / servir más.
Escuchar más y mejor a cada miembro del equipo, tanto en reuniones como en todos los casos en que mantenga una conversación, pública o privada.
Pedir feedback y puntos de vista más seguido sobre los cursos de acción, etc.
2- Considerá formas distintas y mejores de relacionarte y ponelas en práctica.
Si hasta ahora tu estilo de gestión no funcionó – o tal vez funciona solo a veces – es muy posible que te guíes por creencias arraigadas e inconscientes sobre “cómo se supone que debe gestionar personal un buen líder” y por lo tanto tu manera de relacionarte no sea la mejor.
Tené en cuenta que cualquier cambio que quieras lograr implica: decisión, esfuerzo, compromiso, paciencia y tiempo. Si alguna de estas cosas falta o falla, y te gana la impaciencia o te desmoralizás porque no ves los resultados “rápidamente”, el cambio no tendrá lugar.
Para mejorar tu forma de relacionarte con tu gente, empezá haciendo estas dos cosas:
Comenzá a ser franco/a, directo/a, no des vueltas ni intentes “manipular” a tu personal.
Antes que nada, practicá equilibrar tus emociones (meditando, haciendo ejercicios de relajación, contratando un Neuro-Coach que te ayude, lo que sea necesario) Luego incorporá la práctica de bajar un poco tu tono de voz y forma de comunicarte al interactuar, modulalos, sentirte cada vez mejor con el cambio, aunque al comienzo te incomode, porque naturalmente, estás entrando en “terreno desconocido”, por ende date tiempo y sé constante con la práctica. Empezá a hablar con sinceridad, en un tono afable, más cálido, para lograr conversaciones genuinas con tu gente, en vez de continuar dando indicaciones. Hablar en tono afable y cálido no implica utilizar un tono “aniñado” o “falsear” la intención de conectar. Sencillamente, cambiá apenas tu forma de hablar de manera que notes el efecto en las personas (más atención, interés en escucharte, etc).
2. Invitá a tu gente a ser parte de algo mucho más importante, inclusivo, abarcativo y enaltecedor que simplemente lograr las metas.
Los seres humanos anhelamos formar parte de algo que nos de orgullo hacer, en especial si los efectos de nuestro trabajo benefician a muchos. Algo que además nos permita hacer cosas que nos brinden satisfacción interior y nos hagan crecer. En ese marco, podés diseñar junto con tu personal una meta “extraordinaria”, positiva, significativa, donde tengan lugar acciones en conjunto por las cuales cada quien sienta la importancia de su papel en lograrla.
Si ponés en práctica estas sugerencias, y tenés en cuenta los requisitos que requiere todo cambio, no tardarás en notar que contás con más energía, al igual que cada miembro de tu equipo y el grupo.
El efecto será replicador, porque el ambiente se transformará para bien, y junto con él, la inspiración y entusiasmo que habrás podido contagiarle a todos.
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http://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.png00Monicahttp://monica-arias.com/wp-content/uploads/2013/04/logomoni-300x137.pngMonica2021-06-13 13:45:002021-06-13 16:45:54Liderar cambios no requiere de Super Poderes, sino de aprender a liderar en dos niveles.