Cómo liderar en contextos de crisis sin perder la elegancia.

“En los momentos de crisis, la imaginación es más importante que el conocimiento” Albert Einstein.

Sabemos que crisis implica un “sacudón” a todo lo conocido, y por ende, es un proceso muy difícil de atravesar tanto en la vida privada como en la laboral. Especialmente en este último ámbito, los líderes pueden sentir este «simbronazo» como algo terrible, sin remedio, inclusive irreversible.  Aunque muchos saben reponerse del impacto inicial y apegarse a la famosa y trillada frase (no por ello incierta) que reza: “Crisis implica oportunidad de cambio”. Desde el lado que decidan ver la situación, podrán empoderarse o desmoronarse, invitar a su personal a navegar la aventura de los cambios necesarios y aprender de ellos, o llevarlos a contagiarse de su mismo desánimo y falta de confianza en sus capacidades para atravesar la crisis, afianzar lazos y salir más fortalecidos de la “prueba.

Como decía Einstein, es en los momentos de crisis donde se pone en juego todo el caudal posible de nuestra imaginación, que debe primar sobre el conocimiento adquirido hasta el momento. Si bien está comprobada la veracidad de esta afirmación, se sabe también que implica estar dispuestos a realizar ajustes rápidos, lo cual no siempre es agradable, y mucho menos cómodo, en especial para los líderes. La realidad es que toda crisis requiere de respuestas rápidas, casi inmediatas, para trasmutar la experiencia no deseada en un proceso creativo grupal y dinámico que la atraviese sin demasiados dolores de cabeza. Los líderes que así lo entienden se fortalecen y suelen salir airosos de situaciones difíciles que tarde o temprano los sorprenderán.

Entender cómo funciona el cerebro ante una crisis, les da una ventaja inmensa a la hora de tomar las riendas del cambio: estamos cableados para huir del dolor y asirnos al placer. Por lo tanto, es lógico que ante cualquier estado que nos provoque incomodidad o dolor (como la inseguridad psicológica que nos genera una crisis), sencillamente nos paralizamos, minimizamos el alcance de las circunstancias de la situación (obteniendo así cierto placer temporal), o percibimos lo que sucede como algo sumamente negativo, casi imposible de enfrentar (negación).

Pero el cerebro también es altamente flexible, sus neuronas son muy “plásticas” (de ahí el término neuro-plasticidad). Se adaptan y crean nuevos circuitos toda vez que logramos darnos cuenta de que huir del asunto cuando las papas queman es mucho peor que armarse de paciencia y coraje para reinventar lo que sea necesario.

Para superar la barrera biológica y natural que el cerebro impone, y que se traduce como procrastinación, quejas, sensación de impotencia, negación de la gravedad del tema, “la culpa es del equipo” etc, ante la “amenaza” que implica atravesar el territorio desconocido por el que la crisis te hará pasar, en principio podrás (o mejor dicho, deberías) despertar tu curiosidad y seguir estos 6 pasos:

  1. Realizar respiraciones profundas, diafragmáticas, conscientes.
  2. La mejor manera de lograrlas es imaginarse respirar dentro de la zona de tu espalda baja en vez de tu abdomen. Esta respiración mitigará muchos de los procesos que podrían desencadenar emociones fuertes en detrimento de tu equilibrio psico-físico y de las relaciones con el personal.
    En el contexto laboral en crisis, habrá miles de cosas para hacer tan pronto como sea posible, porque no hay tiempo que perder.
    Pero si encarás esas cosas en un estado de alto stress, pánico, miedo extremo o desesperación, será muy difícil ejecutar cada una con precisión.
    El beneficio de la práctica de este tipo de respiración es que lo previene y te ayudará a centrarte en planificar las acciones más urgentes.
  3. Tomar inmediatamente la situación bajo control.

    Esto significa que es imperioso reconfortar a tus equipos y brindar la seguridad y el bienestar de todas las personas involucradas. Protegé siempre a tus empleados y/o personal primero, y recién después pensá en cómo protegerás los bienes de la empresa.
    Este paso puede significar que precises recurrir a personas más capacitadas que Vos o que hayan atravesado varias crisis similares, por ejemplo profesionales en disciplinas como el Neuro-Coaching ejecutivo, Consultores expertos en crisis, etc, porque dada la situación, el tiempo apremia y por ende te apremiará a encontrar una salida.
  4. Realizar un análisis lo más objetivo posible de la situación.

    Es necesario que como líder evalúes con la mayor precisión posible lo que ocurrió y sus repercusiones: el impacto actual y a futuro de la crisis lo más objetivamente posible.
    Por ejemplo, hacé un listado de preguntas invocando la curiosidad propia y de tu gente y para cada pregunta anotá todas las respuestas que te surjan, así como los aportes de tu personal.

    Qué pasó puntualmente?
    Qué está pasando ahora como efecto de lo que pasó?
    Qué puede pasar a continuación?
    Qué debería pasar?
    Podemos intervenir para que ello suceda? Si es así, cómo?
    Cuál de todas estas posibles acciones es la menos riesgosa dadas las circunstancias?

    Y así con todas las preguntas que surjan…La idea es que te entrenes para ver cuáles son los pasos más rápidos y menos riesgosos para dar.

Si ya experimentaste alguna crisis, sea en esta o en otra empresa, considerá también preguntas sobre aquellas acciones que pusiste en práctica con éxito para salir de la situación y escribí todo lo que recuerdes. Por ejemplo:

Qué fue útil y necesario hacer?
Cuáles fueron totalmente inútiles de considerar y/o hacer?
Hubo opciones que se descartaron y que en esta crisis actual podrían ayudar?
Qué hicimos que nos robó tiempo, energía y entusiasmo?
Cuáles fueron los aprendizajes logrados que podríamos aplicar en esta oportunidad?

Por otro lado, es importante que evalúes que todo lo que decidas hacer tendrá un efecto replicador, por lo tanto, cerciórate antes de las instancias legales y éticas que dichas acciones podrían tener.Tomá acción basándote en tus valores personales, los de tu gente y los de la empresa.

Una crisis siempre requiere que definas y priorices inmediatamente cuáles son los valores con los que te moverás para superarla. Mantenete firme en tus convicciones morales y no dejes que las circunstancias te impidan hacer lo correcto, aún si las decisiones que quieras tomar parezcan ser el mejor “atajo” hacia una salida o alivio posible…en especial, si parecen serlo.

Si te apegás solo a tus convicciones sobre los valores propios, de tu gente y de la empresa, habrá mucho menos posibilidades de que te arrepientas de lo que hagan durante esta fase cuyo slogan es: “la situación requiere acciones concretas inmediatas”. No olvides registrar cada decisión y acción tomadas, en virtud de obtener información que puede ayudarte a evitar errores en momentos similares a futuro.

5. Enfrentá la crisis junto con tu gente sin perder el humor.

John Lennon plasmó, entre otras, esta frase impecable: “Las únicas cosas que el sistema no sabe cómo manejar son la no violencia y el humor”. Cuando estés atravesando una crisis con tu personal, esforzate por mantener la alegría grupal. Recordales permanentemente a todos que están en el “bote” juntos y que la mejor forma de capear las olas es permanecer en un estado de apertura y permiso a toda oportunidad de integrar el humor, de reírse y de contagiar alegría.

6. Celebrá los logros de cualquier tamaño.

No existen logros diminutos ante una crisis. Todos son enormes, porque contribuyen a cimentar el camino para atravesarla y aprender de ella. Por eso, cuando hayan obtenido un éxito, por más “pequeño” que parezca, animá a tu gente a celebrarlo, con un festejo simple e íntimo, pero genuino. Esto mantendrá el espíritu en la firme decisión de salir triunfantes de la crisis.

Liderar crisis con elegancia no es una utopía. Sino un camino que es posible tomar, tanto si liderás equipos preseccial o virtualmente, y que puede darte incontables satisfacciones en varios niveles:
Personalmente, te proveerá de herramientas de gestión que cimenten tu auto-confianza. En tu dinámica relacional, lograrás un entendimiento directo de los valores, ideas y estrategias que pueden aportar cada uno de los miembros de tus equipos en momentos difíciles – hasta ahora tal vez desconocidos por vos –  y por ende, crearás vínculos más cercanos, sólidos y confiables.

Por último, y como suelo hacer hincapié, tuya es la responsabilidad de mantenerte lo más sereno/a posible ante cualquier crisis. Porque tu equilibrio y directivas serán la brújula que tu gente usará para beneficio de todos.

¡Hasta la próxima!