7° NO negociable: Atrevete a Ser el mejor líder aplicando Inteligencia Relacional.

Cuando crecemos como Líderes, evidenciamos con agrado que los 7 NO negociables del nuevo paradigma en Liderazgo son reales, concretos y que practicados en forma sostenida constituyen un auxilio inestimable tanto para la agenda diaria como para el cumplimiento de todos los objetivos que fijemos o nos fijen para alcanzar.

Este No negociable resume el trabajo más importante a realizar para crecer en nuestra gestión y en la calidad de los vínculos que entablamos. Porque en la Inteligencia Relacional, que implica la emocional más la espiritual, radica la diferencia entre un estilo de liderazgo mediocre (restringido y/o egoísta, basado en la manipulación para obtener lo que el/la líder desea) y un estilo expansivo, creativo, donde se exploren todas las capacidades internas que cada líder puede desarrollar para inspirar a sus equipos, ayudarlos a crecer, empoderarlos.

El nivel de IR (Inteligencia Relacional) no se mide en la cantidad de reuniones que se entables con tu gente, o los incentivos que la empresa a través tuyo les proporcione (dinero, bonos, beneficios extra, etc). Tu nivel de IR se mide en la calidad de tus vínculos con el personal. En la medida en que siembres confianza y la demuestres, en cada situación donde CREAS  verdaderamente en tu gente y así lo manifiestes, cada vez que seas coherente con tus palabras y hechos, cuando decidas que tu vulnerabilidad NO es una debilidad, sino el reconocimiento de la humanidad que compartís con todos, y sumado a todo esto, cuando demuestres humildad y escucha con intención ya no de ser  solo “quien toma las decisiones” , sino también “la vía” de posibilidades y soluciones que entre todos pueden crear, entonces habrás elevado tu nivel de Inteligencia Relacional, y lo comprobarás en las devoluciones o feedbacks que recibas, así como en la mayor fluidez y menor roce con que lideres cada conversación o reunión que realices.

Como te comenté en otros artículos, nuestro cerebro tiene la capacidad de desarrollar nuevas neuronas, y rutas o caminos neuronales nuevos todo el tiempo. Esta capacidad, o neuro-plasticidad, es continua durante toda la vida y activarla solo requiere de nuestro poder de decisión, nada más. Para que nuevas neuronas se reproduzcan, el cerebro necesita que practiquemos y repitamos nuevas rutinas, es decir, nuevos hábitos. Y para ello que practiquemos muchísimo la PACIENCIA, una virtud que no abunda lamentablemente, mucho menos en ambientes laborales. Se trata de haber llegado a un punto de la gestión que no está a la altura del bienestar y sus consecuentes resultados, y desear realmente cambiarla. Y para hacerlo, luego de tomar la decisión, lo más importante es permanecer abiertos al aprendizaje permanente.

Pero desear un cambio e iniciarlo implica una lucha interna: nuestro cerebro reptiliano o primitivo lucha para que todo permanezca igual  y nada cambie: su función es cuidar nuestra supervivencia, por eso todo cambio es sinónimo de peligro para este estadío evolutivo del cerebro. Podemos transcenderlo, haciendo uso de nuestra elección consciente de cambiar y transitando la incomodidad que aflorará.

Entonces, las acciones que generan neuroplasticidad – como la de implementar y practicar estos 7 No negociables del paradigma acutal del liderazgo – deben contener en sí continua curiosidad, una inquietud de aprendizaje permanente, algo de riesgo implícito por la expansión que implica, y la intención de pararse del lado del SERVIR a tu personal, de conocerlo, apreciarlo y valorarlo todos los días.

Una práctica excelente es hacerte preguntas poderosas, como esta:

¿Qué puedo hacer yo hoy y qué puede hacer hoy cada uno de los miembros de mi equipo que sea nuevo, que implique una expansión del mundo que ya conocemos, rutinario y aparentemente imposible de cambiar?

Entrenar nuestro cerebro eligiendo otra forma de liderar, es como entrenar músculos cuando hacemos ejercicio: el primer día quedamos hechos percha, nos duele todo y odiamos haberlo hecho. Pero luego de dos o tres veces de práctica, logramos que nuestros músculos se fortalezcan, y nuestro cuerpo siente mayor bienestar. Lo mismo ocurre con el cerebro. Algo a considerar también es que para lograr mayor poder de voluntad de cambio positivo es necesario enfrentar todo aquello que temamos.  En su excelente libro “Sienta el miedo y hágalo igual” (Feel the fear and do it anyway), la Dra Susan Jeffers brinda excelentes sugerencias. Te recomiendo con énfasis la lectura de este libro.

Volviendo a la IR: esta implica la unión de la inteligencia espiritual con la emocional. Hubo varios autores que se dedicaron a explorar esta dimensión de la inteligencia.

En Estados Unidos, el Dr. Robert Emmons (Universidad de California) la desarrolló en profundidad. Básicamente, su postulado es que la comunicación humana tiene dos dimensiones: emocional y espiritual. Es decir, toda relación puede mejorar exponencialmente cuando en la práctica de nuestros diálogos y comportamientos con nosotros mismos y los demás, aprendemos a valernos de las capacidades y características que la componen. Se trata del pasaje del “ser racional” al Ser Relacional.

Una aclaración: el término “espiritual” no necesariamente guarda relación con la religión ni con la creencia en un ser superior o dios, pues incluso una persona no religiosa o atea puede tener una elevada inteligencia espiritual. Todavía no existe una definición generalizada de lo que es la espiritualidad, de manera que el concepto tampoco está nada claro, aunque sí es clarísimo observar los resultados de quienes practican ciertas maneras de relacionarse que exceden aquellas circunscriptas a la inteligencia emocional (capacidad de auto-control y auto -referencia, sentir y practicar la empatía con las propias emociones y las ajenas).

Crear es compartir

Los psicólogos y filósofos contemporáneos están investigando cómo la dimensión espiritual puede estar influyendo positivamente en los equipos para que cada persona contribuya desde su lugar y “con su aporte personal” al todo que se desea construir en la organización.

La práctica de Inteligencia Relacional eleva la calidad de nuestras interacciones, pensamientos y comportamientos y gesta, lentamente, el pasaje del liderazgo egocéntrico (YO) al Neuro-Liderazgo creativo (Nosotros).

Incluir lenguaje y acciones basados en I.R. logra trasmutar todo estado no deseado en uno mucho mejor, sentando las bases para construir mayor auto-confianza y como reflejo, logran más respeto y confianza de parte de los demás.

Elegí conscientemente convertirte en un líder de Excelencia poniendo en práctica los 7 NO negociables que compartí con vos durante estas semanas.  Estaré encantada de ayudarte a lograrlo durante este año. Escribime a contacto@monica-arias.com y te cuento los detalles.

Abrazo y que tengas un excelente fin de semana. Mónica