3 Sugerencias para elevar tu carisma como líder.

Feriado largo en Argentina. Momento ideal para empezar tu semana poniendo en práctica esta receta simple con tres ingredientes esenciales que podés aplicar para elevar el carisma y magnetismo en tu gestión.

Pero antes de practicar estas tres sugerencias, te pido que reflexiones sobre qué podrías hacer/decir de mejor manera. No te preocupes si al principio no tenés idea de qué podrías mejorar. Tené siempre presente la auto-pregunta en tu mente mientras el día transcurre y cuando menos lo espeeres, habrás encontrado ese algo que podés hacer o decir de una manera mucho más constructiva, elevada, que contribuya a crear un mejor clima con tu equipo/superiores/pares, etc.

1 – Entre las muchas responsabilidades que tenés como líder, aprender a influenciar positivamente a tu grupo es vital en la época actual, donde la vorágine de la cultura digital imprime ritmos cada vez más acelerados y los trabajos remotos se instalaron tal vez por mucho tiempo.
Sin embargo, uno de los valores más importantes que no podés perder para lograr mayor influencia es tu humildad, y con ella, la capacidad de ser vos quien se deja influenciar por tu gente. Esto es tan simple como el hecho de tener al otro en cuenta y no creer que tenés siempre la razón o que tu perspectiva es la única. Simple no implica fácil pero cuanto más abierta esté tu mente a este proceso, tanto más rápido comprobarás sus beneficios y excelentes resultados.

2 – Además de mantenerte presente, es decir, de escuchar con plena atención a tu interlocutor, mantené la intención primordial de que tu escucha esté basada en un genuino interés por apoyar, ayudar, sostener, comprender a quien tenés adelante. Escuchar atentamente y con la intención de demostrar que de verdad te importa el otro, es un arte que no muchos líderes practican. Habrás dado un paso enorme en ganar la confianza de tu gente cuando logres conectar con la intención genuina de servir.

3 – Los conflictos, desafíos y problemas son moneda corriente en todas las empresas y atraviesan todas las escalas jerárquicas. Cuando sucedan, lo más importante para asumirlos y antes de pensar en posibles soluciones, es aprender a separarlos de las personas que los originaron o que están involucradas en esos conflictos.
Un error muy común que comenten los líderes es asociar un problema dado con alguien en particular, y por tal razón “etiquetar” a esa persona poniéndole un mote, sobrenombre o simplemente demostrándole con ademanes o gestos dicha asociación, lo cual no hace sino empeorar las cosas.

Recordá que nos equivocamos todos, no estás exento/a de cometer errores y a pesar de que la cultura los considere como “defectos”, son en realidad la fuente más importante de nuestra experiencia. Sin ellos, no es posible crecer en ningún aspecto, y en el ámbito laboral es tu responsabilidad gestionar la tolerancia y respeto suficientes para que tu personal sienta seguridad a pesar de cometerlos.

Por último, no te olvides de reírte a menudo, inclusive de vos mismo/a, en tu casa y en el trabajo, sea presencial o virtual. La risa y el humor son bálsamos para el alma y patrones mentales disruptivos, es decir, ayudan a que la mente se distienda y no se polarice en la negatividad, y permiten que el cerebro genere serotonina y oxitocina, dos neurotransmisores que “inundan” al cuerpo de sensaciones de bienestar inmediatas.

Poné en práctica estas sugerencias, como te salga, de a poco, y sin pensarlo demasiado. Tené paciencia con vos mismo/a si al principio te parece algo inalcanzable. La dinámica misma de estas acciones simples es interactiva, es decir, cuando se practica una, se facilita la siguiente, y si cada día dedicás tan solo una hora a cualquiera de ellas, en poco tiempo habrás avanzado muchísimo en mejorar tu estilo de comunicación y de liderazgo.