Sobre la búsqueda de la felicidad y otras quimeras…(Español/Inglés-Spanish/English)
Encantada de compartir el siguiente enlace al artículo que escribí en Español para mi columna en la Revista de negocios Visionarias Business.
Debajo del link copié el contenido de mi artículo para facilitar la lectura.
Y más abajo, a continuación de la versión en Español, copio el contenido del artículo también en idioma Inglés.
Mónica M. Arias
https://visionarias.business/sobre-la-busqueda-de-la-felicidad-y-otras-quimeras/
«Sobre la búsqueda de la felicidad y otras quimeras…»
Dícese de la felicidad que es “el estado de ánimo de una persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea, o por disfrutar de algo bueno (tangible o no) en su vida”.
Encantada de compartir el siguiente enlace al artículo que escribí en Español para mi columna en la Revista de negocios Visionarias Business.
Debajo del link copié el contenido de mi artículo para facilitar la lectura. Y más abajo copio el contenido del artículo en Español e Inglés.
Muy Felices Fiestas! Mónica M. Arias.
Podríamos debatir horas sobre cómo cada quien interpreta qué es ser feliz, o qué significa puntualmente la felicidad, pero en este artículo voy a dejar los debates para otro momento.
El asunto es que a nosotras las mujeres, la felicidad así definida suele “asaltarnos” de maneras inesperadas, variopintas, y en general, demasiado breves para nuestro gusto…
Breves porque, en parte, la misma esencia de ser feliz es inasible, fugaz y atemporal, e inesperadas porque no siempre nos reconocemos felices, aunque en esencia tengamos muchos motivos para serlo: es que nuestro pequeño monstruo interno y su vocecita implacable, se encargan de que no le prestemos atención a esa “perorata” sobre la felicidad, ni a todas las diminutas “partecitas” que la componen…
”Pequeñeces” cotidianas que podrían surgir, como si tal cosa, y manifestarse con mucha claridad para corrernos el “velo” de nuestra ceguera, bailándonos en la cara una danza colorida y alegre, con arabescos y tintinear de cascabeles, de manera que podamos reconocer inmediatamente…”Oh, oh…parece que después de todo, esto era ser feliz nomás”.
Porque sí, señoras, cuesta a veces reconocerlo, pero la felicidad no es una búsqueda, sino un hallazgo.
Me animo a aseverar que estos, nuestros “olvidos”, están asociados en primer lugar a la forma frenética de vivir instaurada en la cultura occidental – hagamos lo que hagamos con un tesón digno de titanes – y que encarnamos todos los días de nuestra existencia, dicho sea de paso, no garantizados para nadie en esta bendita Tierra.
En segundo lugar, olvidar esas cotidianeidades que damos por sentado, implica mantener en estado “anestesiado” a nuestro Ser, que va siguiendo “el curso de las cosas”, aletargado y mustio, opacado por la asfixia que le provoca “el qué dirán”, lo que “se espera” de nosotras, la “entrega total” de esfuerzos, tiempo, energía y pseudo voluntades para complacer a otros, más mil y una cuestiones desabridas que no le dan el espacio que merece, para cada una de nosotras, único.
Y si nos atenemos a las fechas que se avecinan, no está de más que sumemos nuestra eterna catarata de corridas: cerrar el año abriendo la agenda para programar el próximo, “cumplir” con demasiados compromisos autoimpuestos, reunirnos con amigas, ir a o convocar festejos, concurrir a eventos, hacer las compras navideñas, porque bueno, en general se espera que las hagamos nosotras (tarea que si bien nos gusta, nos agota), etc.
Bueno, esta lista no es muy extensa, pero aún así genera stress de tan solo leerla, aunque sigamos apostando a que somos “todopoderosas”, lo cual sabemos muy bien que también es obviamente, una quimera…
Al igual que lo son las insípidas e inevitables negociaciones familiares que quisiéramos coordinar con tiempo suficiente para saber con quién/es pasar las Fiestas, no vaya a ser cosa que a último momento y después del desgaste con el trajín previo, todos, menos nosotras, estén enterados de los lugares de reunión (que por supuesto, siempre pueden cambiar… también a último momento…).
Todo esto y mucho más metido a presión en el lapso de apenas un mes…Locura total.
Pero volviendo al Ser… sobre el que mucho se ha dicho, se escribió y se sigue hablando y escribiendo. Ejemplos: que es una “porción elevada y pulida” del alma; nuestro “Yo Superior”; una “chispa” de la “sopa cuántica”; un “soplo del Espíritu” (dependiendo de la cultura, del Espíritu Santo, del Gran Espíritu, de la Fuente Sagrada Universal, etc.).
Sea lo que sea, es innegable que lo descubrimos cada vez con más fuerza, especialmente cuando al encontrarnos con nosotras mismas (finalmente, ¡Aleluya!), reconocemos su enorme poder de vivificarnos, infundirnos paz y devolvernos la alegría en formas simples, pero clarísimas.
Tampoco voy a explayarme aquí sobre el Ser. Hay tanto material disponible en artículos – inclusive científicos – y videos en internet, que bien vale la pena indagar por cuenta propia.
Para muestra, baste este “botón”: “La revolución de la física cuántica” – María Victoria Fonseca – 2023
Lo que sí haré, es contarles desde mi experiencia qué puede ayudarlas a sentirse un poco más felices, en particular en las próximas semanas.
Lo primero es agregarnos a nosotras mismas a la lista de actividades que armemos, esto es, obligarnos a tomar un tiempo para relajarnos, conectar con nuestros cuerpos y mundo interno y disfrutar de un “desenchufe” cotidiano, a como de lugar.
He descubierto que cuanto más loca la vida se vuelve, tanto más necesitamos ese espacio simplemente para cuidarnos, para que la pausa nos aleje de vorágines “ruidosas” y podamos fundirnos con nuestro silencioso universo femenino para honrarlo y mimarlo, de la forma que sintamos.
Ese cuidado personal es un tiempo o una actividad que nos fortalece y renueva en lugar de robarnos la energía. Es una forma natural de centrar la unidad cuerpo-mente-espíritu cuando nos sentimos sobrecargadas y abrumadas, y nos reúne con eso que no conocemos mucho y que solemos llamar nuestro Ser.
Está comprobado que cuando estamos constantemente enfocadas en lo que “tenemos que hacer” en el mundo exterior, es muy difícil reconocer nuestros verdaderos valores, puntos de poder y de amor (que como bien sabemos, no podemos compartir a menos que lo hayamos cultivado dentro de nosotras primero).
Seamos francas: ¿Cuántas de nosotras nos ponemos en el listado de prioridades que armamos en esta época (o en todas las épocas)? No muchas. La mayoría repetimos cual mantra: “Cuando tenga tiempo, me ocuparé de mí”. Y si bien es cierto que hacernos cargo de cuidar nuestra vida es para nosotras bastante difícil de lograr en cualquier momento del año, cada Diciembre se hace prácticamente impensable, debido a que todo sucede a una velocidad increíble.
¿De qué manera encontrar tiempo para una misma?
Simplemente comprometiéndote a estas 3 cosas:
- NO programar ni hacer más de lo que puedas
- Decir NO más seguido en esta época
- Agendarte cada día entre las prioridades en tu agenda.
¿Y qué podemos hacer una vez que nos tomamos ese tiempo?
Para cada quien la respuesta será distinta, aunque lo seguro es el primer paso: abrazar la incertidumbre y rendirnos ante lo que no podemos controlar (lo cual descarta inmediatamente cargas mentales innecesarias).
Y luego practicar cualquier cosa activa o pasiva que nos ayude tanto a calmar la mente como a centrarnos, y nos ofrezca la oportunidad de conectarnos con nuestra intimidad, “lugar» desde el que siempre deberíamos vivir.
⇒⇒ Algunos ejemplos conocidos: respirar consciente y profundamente, caminar, pasar tiempo con mascotas, realizar ejercicios de meditación guiada y/o mindfulness, practicar alguna disciplina oriental para regular tu energía vital (yoga, qigong, tai chi, etc), andar en bici, caminar descalza sobre el pasto o la playa (grounding), conducir fuera de la ciudad, leer, escribir, detenerse a tomar algo en tu cafetería preferida, bailar, buscar formas de reírte a carcajadas, crear algo con tus manos, tomar un largo y burbujeante baño de inmersión, en fin, todas aquellas cosas que te guste hacer, te brinden mayor plenitud psico-física y por ende te hagan sentir renovada, rejuvenecida…feliz.
Pero hay dos ingredientes necesarios para reconocernos felices que no puedo soslayar, y que todas debemos incluir para que el velo no vuelva a taparnos la vista de lo más importante: nuestro amor propio. Ellos son: la gratitud y la generosidad.
Sobre la primera, las invito a leer mi artículo de 2021, titulado: «Agradecer no es solo signo de tu educación, es la premisa sin la cual te será muy difícil liderar en la era de las emociones». donde comento su enorme importancia, en particular si tienen personal a cargo.https://monica-arias.com/2017/11/
Digo allí: “Según un estudio que llevó a cabo el Institute of Heart Math (USA) las personas agradecidas mejoran el funcionamiento de su corazón, tienden a enfermar menos y son, en general, más felices, productivas y generosas. Además, se ha comprobado que difícilmente dan cabida a pensamientos y sentimientos negativos como el resentimiento o la envidia. En síntesis: Son capaces de sentir genuina gratitud, precisamente porque eligen ver lo mejor de sí mismas y de cada persona, disculpan con facilidad e interactúan siempre desde esa visión interna”.Está comprobado que la gratitud profunda y genuina emerge cuando abrazamos ambos lados de un individuo, experiencia u objetivo: aquél que nos gusta y el que no. De otra forma, vivimos en la fantasía de creer que los demás – y nosotras mismas – somos de una sola manera (siempre positiva, amable, alegre, etc) y esto es falaz. Aunque no lo queramos reconocer, podemos lastimar a otros, y aunque resistamos, no siempre demostramos empatía ni contamos con el mejor de los humores…y así sucede con los demás ¿les “suena”?
Pero esto no es novedad, para nada… es un concepto implícito en el símbolo milenario Chino del Ying-Yang. Existe oscuridad en la luz, y luz en la oscuridad. En todo y en todos. Sin embargo, el equilibrio que surge del movimiento de ese círculo dividido en luz y sombra, encarna un balance saludable: abrazar los opuestos sin juzgar ni juzgarnos genera un sentimiento de gratitud que se queda con nosotros para continuar creciendo.
Además, fisiológicamente, la gratitud provoca que sangre, glucosa y oxígeno lleguen rápidamente a la corteza cerebral, lo cual activa los lóbulos prefrontales o parte del cerebro que nos brinda la capacidad de reflexionar y pensar antes de hablar o contestar, entre otras maravillosas cosas, fruto de su capacidad llamada Neuroplasticidad (flexibilidad de las neuronas de cambiar y adaptarse durante toda nuestra vida).
Por otro lado, van cuatro insights y efectos no definitivos pero comprobados de una investigación realizada en el Greater Good Science Center (USA) sobre los beneficios psicológicos “entre bambalinas” sobre la gratitud.
⇒⇒ La gratitud nos libera de emociones no deseadas y pensamientos nocivos, obsesivos o tóxicos.
⇒⇒ Ser agradecidos nos ayuda aún si no lo creemos así, o no compartimos el agradecimiento.
⇒⇒ Los beneficios de la gratitud toman tiempo en establecerse: Lo que hacemos hoy con gratitud y generosidad, quizá no tenga “resultados” a la vista en lo inmediato, pero estos siempre, indefectiblemente, llegarán.
⇒⇒ La gratitud tiene efectos positivos prolongados en nuestro cerebro, mente y cuerpo.En cuanto a practicar la generosidad, los neurocientíficos coinciden en señalar que hay varios efectos positivos y recompensas “neuronales” por la acción de dar y la de sentir gratitud al hacerlo.
De hecho, a través de investigaciones y testeos realizados por la Dra Christina Karns, Ph.D. y su equipo, (investigadora en la Universidad de Oregon, USA, quien trabaja en la intersección de emociones, neurociencia social, atención y neuroplasticidad en el Greater Good Science Center) comprobaron que las personas más agradecidas suelen ser las más altruistas, llegando a determinar con estadísticas, la medida en la que el altruísmo puede predecirse dado el nivel de gratitud demostrado, y viceversa: cuando somos generosos, recibimos gratitud de los demás, y esto amplía nuestra capacidad de repetir las experiencias y transforma cualquier embotamiento neuronal en un oasis mental.
En síntesis: Los caminos que recorremos no están pavimentados con rosas, ni somos paladinas de la “buena onda” todo el tiempo, y lo sabemos.
Pero como dije antes: la felicidad es un hallazgo, debemos por todos los medios evitar ser arrastradas por el tiempo que nos pega latigazos en esta época, y hacernos responsables de nosotras, como más nos guste y con la mayor frecuencia posible.
Para que Diciembre y lo que hagamos en el mes deje de ser una tortura, y lo podamos vivir plenamente como si incorporáramos las imágenes brillantes de un calidoscopio a cielo abierto…siempre movedizo, colorido, diferente y atrapante.
¡Muy Felices Fiestas!
Mónica M. Arias
English version
«About the Pursuit of Happiness and Other Chimeras…»
«It is said that happiness is ‘the state of mind of a person who feels fully satisfied by enjoying what they desire, or by experiencing something good (tangible or not) in their life.’
We could debate for hours on how each person interprets what it means to be happy, but in this article, I’ll leave the debates for another time.
The thing is, for us women, happiness as defined above, tends to ‘assault’ us in unexpected, varied, and generally too brief periods for our taste…
Brief because, in part, the very essence of being happy is elusive, fleeting, and timeless. Unexpected because we don’t always recognize ourselves as happy, even though, in essence, we have many reasons to be so. Our inner little monster and its relentless voice make sure we don’t pay attention to that ‘quackery’ on happiness or the tiny ‘pieces’ that compose it…
Everyday ‘trivialities’ could arise, just like that, manifesting themselves very clearly to lift the ‘veil’ from our blindness, dancing a colorful and cheerful dance with arabesques and the tinkling of bells so that we can immediately recognize, ‘Oh, oh… it seems that, after all, this was just being happy.’
Because yes, ladies, it is sometimes difficult to recognize, but happiness is not a pursuit but a discovery.
I venture to assert that these, our ‘forgetfulness,’ are associated, first and foremost, with the frenetic way of life established in Western culture—no matter how diligently we work day after day, which by the way, are not guaranteed for anyone on this blessed Earth.
Secondly, forgetting these daily occurrences we take for granted implies keeping our Being in a ‘numbed’ state, following ‘the course of things,’ lethargic and withered, overshadowed by the suffocation caused by ‘what people will say,’ what is ‘expected’ of us, the ‘total dedication’ of efforts, time, energy, and pseudo-wills to please others, along with a thousand unappetizing matters that don’t give it the space it deserves, for each one of us, unique.»
And if we stick to the upcoming holidays, it doesn’t hurt to add our eternal waterfall of rushes: closing the year by opening the agenda to program the next one, ‘fulfilling’ too many self-imposed commitments, meeting with friends, attending or organizing celebrations, preparing or going to events, doing Christmas shopping because, well, it is generally expected that we do it (a task that, although we generally like, it really exhausts us), etc.
Well, this list is not very extensive, yet it stresses us just by reading it, even though we continue to believe that we are ‘all-mighty,’ which we know very well is also obviously a chimera…
Just like the tasteless and inevitable family negotiations that we would like to coordinate with enough time to know with whom we should spend the holidays, just in case that at the last moment and after the wear and tear of the previous hustle and bustle, everyone except us knows about the places of family gathering (which of course can always change… also at the very last moment…).
All this and much more squeezed into the span of just one month… Total madness.
But back to the Being… about which much has been said, written, and continues to be spoken and written. Examples: that it is an ‘elevated and polished portion’ of the soul; our ‘Higher Self’; a ‘spark’ of the ‘quantum soup’; a ‘breath of the Spirit’ (depending on the culture, the Holy Spirit, the Great Spirit, the Universal Sacred Source, etc.).
Whatever it is, undeniably we discover it with increasing strength, especially when we finally meet ourselves (Hallelujah!), recognize its enormous power to revitalize us, infuse us peace, and restore our joy in simple but very clear ways.
I won’t delve into the Being here. There is so much material available in articles—including scientific ones—and videos on the internet that it’s worth exploring on your own.
As an example, consider watching an English version of Dr María Victoria Fonseca´s lecture – 2023 – «La Revolución de la Física Cuántica» («The Revolution of Quantum Physics» – video in Spanish below)
What I will do instead is share from my experience what can help you feel a little bit happier, especially in the coming weeks.
The first thing is to add ourselves to the list of activities we plan, that is to say, force ourselves to take time to relax, connect with our bodies and inner world, and enjoy a daily ‘unplugging,’ no matter what.
I have discovered through the years that the crazier life becomes, the more we need to take care of ourselves, so that the pause takes us away from ‘noisy’ whirlwinds, and we can merge with our silent feminine universe to honor and pamper it in the way we feel.
This personal care can be a either a time or an activity that strengthens and renews us instead of draining our energy. It is a natural way to focus on the body-mind-spirit unity when we feel overloaded and overwhelmed, bringing us together with what we don’t know much about and often call our Being.
It is proven that when we are constantly focused on what ‘we have to do’ in the external world, it is very difficult to recognize our true values, points of power, and love (which, as we well know, we cannot share unless we have cultivated it within ourselves first).
Let’s be honest: How many of us put ourselves on the list of priorities we create at this time of the year (or at all times)? Not many. Most of us repeat like a mantra: ‘When I have time, I will take care of myself.’ And while it is true that taking care of our lives is quite challenging at any time of the year, every December it becomes practically impossible to fulfill because everything happens at an incredible speed.»
How to find time for ourselves?
Simply by committing to these 3 things:
- NOT scheduling or doing more than you can handle.
- Saying NO more often during this time.
- Scheduling yourself as a daily priority in your agenda.
And what can we do once we take that time?
For each person, the answer will be different, although the surefire first step is to embrace uncertainty and surrender to what we cannot control (which immediately rules out unnecessary mental burdens).
Then, practice any active or passive activity that helps us calm our minds, gain focus, and offers the opportunity to connect with our intimacy, the ‘place’ where we should always live.
⇒⇒ Some well-known examples: consciously and deeply breathing, walking, spending time with pets, practicing guided meditation and/or mindfulness exercises, engaging in an oriental discipline to regulate your vital energy (yoga, qigong, tai chi, etc.), riding a bike, walking barefoot on grass or the beach (grounding), driving out of the city, reading, writing, stopping by in your favorite café, dancing, finding ways to laugh out loud, creating something with your hands, taking a long and bubbly immersion bath…in short, all those things you enjoy doing that provide greater psycho-physical fulfillment and therefore make you feel renewed, rejuvenated… happy.
But there are two necessary ingredients for recognizing happiness that I cannot overlook, and that we all must include so that the veil does not cover our view of the most important thing: our self-love. They are: gratitude and generosity.
On the former, I invite you to read an article I wrote on my blog in 2021, where I discuss its enormous importance, especially if you have people under your care. You can find the article in my blog Joy-Venture (Spanish).
https://monica-arias.com/2017/11/
I say there: ‘According to a study carried out by the Institute of Heart Math (USA), grateful people improve the functioning of their hearts, tend to get sick less, and are generally happier, more productive, and generous. It has also been proven that they hardly entertain negative thoughts and feelings such as resentment or envy. In summary: They are capable of feeling genuine gratitude precisely because they choose to see the best in themselves and each person, easily forgive, and always interact from that internal vision.’
It has been proved that deep and genuine gratitude emerges when we embrace both sides of an individual, experience, or goal: the one we like and the one we don’t. Otherwise, we live in the fantasy of believing that others—and ourselves—are in only one way (always positive, kind, joyful, etc.), and this is false. Even if we don’t want to admit it, we can hurt others, and although we resist, we don’t always show empathy or have the best of moods… and so it happens with others, does it ‘ring’ a bell?
But this is not news, not at all… it’s an implicit concept in the ancient Chinese symbol of Yin-Yang. There is darkness in light, and light in darkness. In everything and everyone. However, the balance that arises from the movement of that circle divided into light and shadow embodies a healthy balance: embracing opposites without judging or judging ourselves generates a feeling of gratitude that stays with us to continue growing.
Furthermore, physiologically, gratitude causes blood, glucose, and oxygen to quickly reach the cerebral cortex, activating the prefrontal lobes or part of the brain that gives us the ability to reflect and think before speaking or answering, among other wonderful things, a result of its ability called Neuroplasticity (flexibility of neurons to change and adapt throughout our lives).
On the other hand, here are four non-definitive but proven insights and effects from research conducted at the Greater Good Science Center (USA) on the psychological benefits ‘behind the scenes’ of gratitude.
⇒⇒ Gratitude frees us from unwanted emotions and harmful, obsessive, or toxic thoughts.
⇒⇒ Being grateful helps us even if we don’t believe it or don’t share the gratitude.
⇒⇒ The benefits of gratitude take time to establish: What we do today with gratitude and generosity may not have ‘results’ in sight immediately, but they will always, invariably, come.
⇒⇒ Gratitude has prolonged positive effects on our brain, mind, and body.
As for practicing generosity, neuroscientists agree that there are several positive effects and ‘neuronal’ rewards for the action of giving and feeling gratitude when doing so.
In fact, through research and testing conducted by Dr. Christina Karns, Ph.D., and her team (University of Oregon, USA, working at the intersection of emotions, social neuroscience, attention, and neuroplasticity at the Greater Good Science Center), they found that the most grateful people tend to be the most altruistic, even determining statistically the extent to which altruism can be predicted given the level of demonstrated gratitude, and vice versa: when we are generous, we receive gratitude from others, and this expands our ability to repeat experiences and transforms any neuronal dullness into a mental oasis.
In short: The paths we tread are not paved with roses, nor are we champions of ‘good vibes’ all the time, and we know it.
But as I said before: happiness is a discovery, and we must by all means avoid being dragged by this time of the year, that lashes us without mercy, and take responsibility for ourselves, the way we like it and as often as possible.
So that December and what we do during the month stop being a torture, and we can live it fully as if we were to incorporate the bright images of an open-sky kaleidoscope… always moving, colorful, different, and captivating.
Seasons´ Greetings! Mónica M. Arias