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Reflexiones de fin de año para Mujeres Líderes

Hoy es 19 de Noviembre. En el día de la Mujer Emprendedora, me da alegría compartir el último artículo que escribí en mi columna de Visionarias para reflexionar, cerrando el año, sobre las tantas creencias culturales que nos fueron impuestas por siglos, así como cuáles pueden ser algunos de los factores que siguen influyendo en el auto-maltrato y la ignorancia.
Espero lo disfruten al leerlo, tanto como yo lo disfruté al escribirlo.

Van mis felicitaciones a todas las mujeres emprendedoras del mundo, por su coraje, voluntad, empeño en continuar el camino emprendedor contra viento y marea, atravesando con entereza todos los obstáculos, riéndose de sí mismas, comparriendo su actitud de aprendizaje permanente y por sobre todas las cosas, por el amor que le ponen a cada una de sus creaciones, sean virtuales, personales o híbridas. Salud señoras!

The world is our oyster! Amén.

https://visionarias.business/margenes-versus-evolucion-reivindicando-el-universo-femenino

Link al artículo (arriba)

Gerencia Colaborativa

Desde hace varios años, crear y consolidar equipos colaborativos, ágiles y comprometidos es el enfoque masivo más importante en prácticamente todas las industrias del mundo. Sin embargo, en varias encuestas globales sobre tendencias de Capital Humano durante 2019, se supo que solamente alrededor del 7% de los líderes en empresas de todo tamaño se sintieron listos para iniciar un cambio en sus equipos.

En la actualidad, y a medida que seguimos lidiando con todos los problemas causados ​​por el Covid.19 en nuestra salud psico-física, debemos sumar además la incertidumbre económica y laboral que trajo aparejadas nuevas formas de relacionarnos y de entablar negocios.

Por eso, para generar propósitos evolutivos en las organizaciones es preciso reorganizarse y evitar paradigmas de liderazgo obsoletos, ya que fomentar la colaboración en los equipos es absolutamente esencial para lograr alto rendimiento.

Porque, si hace tres años atrás, la mayoría de los líderes no estaban preparados para centrar su liderazgo en la colaboración, ¿se imaginan cómo es hoy el escenario post pandemia, con los nuevos índices de deterioro en la salud mental, los cierres de empresas, el trabajo remoto e híbrido y la realidad de que los líderes no saben cómo enfrentar el desafío de lidiar con los problemas relacionales diarios?

Es cierto que iniciar cambios en una cultura organizacional no siempre es sencillo, porque todo nuevo aprendizaje implica un esfuerzo y además provoca incomodidades de variada índole. Pero reconocer que sin esos cambios no hay espacio presente ni habrá futuro para esa organización es un ejercicio de auto-reflexión insoslayable para cualquier líder, en cualquier lugar del planeta.

Una forma de acompañar la decisión de cambio es incrementar los diálogos en todo el entramado social de la empresa.

Los beneficios no tardarán en reflejarse y podrán medirse fácilmente: aumento del compromiso en las tareas, empleados más entusiasmados, incremento del orgullo de pertenencia, menores índices de stress y sus derivados, mayor creatividad individual y grupal, etc.

El resultado de este simple cambio producirá beneficios colaterales: las empresas fidelizarán a su fuerza laboral, y esto reducirá enormemente sus costos en reemplazar empleados y aumentará su prestigio, porque la mayoría de los competidores aún siguen creyendo que la “culpa” la tienen las nuevas generaciones por “irresponsables”,  el Covid-19 que ”los tomó por sorpresa” y mil otras cuestiones (excusas).

Los líderes están parados hoy ante un cruce de caminos: elegir el más conocido tal vez produzca resultados al principio, pero no a largo plazo. Si verdaderamente desean lograr equipos colaborativos, es necesario que elijan el camino desconocido, no transitado y tal vez más largo, que pondrá en jaque todas sus inseguridades y expondrá los problemas relacionales que es preciso enfrentar y sanear.

Ese es el único camino seguro para lograr un ambiente laboral estable y alegre, donde el personal desee desarrollarse, compartir, y crecer de manera sostenida (pasaje del “Yo” al “Nosotros”).

Cuando esto ocurre, y como en una ecuación matemática perfecta, los líderes gestionan mejor, los equipos colaboran, y los resultados positivos crecen y se consolidan en el tiempo.

¿Quieres aprender a dialogar con tus equipos y crear una cultura colaborativa? Envíame un email a  contacto@monica-arias.com y agendamos un encuentro.

Comunicar es crear mundos…¿Qué mundo estás creando en tu empresa?

Hoy hablamos de pre y post pandemia y de trabajos “híbridos” (parcialmente online y presenciales) como parte de la “innovación” laboral que se cierne en las empresas. Y es cierto, el mundo cambió y hay que adaptarse. Pero más allá de conocer parte de los impactos que produjo la pandemia y aplicar herramientas para navegar mejor los cambios, lo más importante es darnos cuenta de lo mucho que todavía es preciso renovar, cambiar, mejorar en cualquier cultura organizacional, es decir, en nuestra dinámica relacional.

Comunicar es crear. Por eso, la respuesta más auténtica que des a la pregunta que figura en el título te dará la pauta del siguiente cambio que vos y/o tu empresa necesitan afrontar, aún con miedos, incertidumbres y dudas, “tomando el toro por las astas” y poniéndose en marcha. Todos los seres humanos podemos y queremos crecer, aunque no lo reconozcamos. Y siendo seres sociales, precisamos de los demás para lograr ese crecimiento y también necesitamos ser guiados por líderes amables, que nos conozcan y aprecien. Que no se cansen de escucharnos y nos apoyen en cada etapa del proceso de cambio que sea preciso encarar. En síntesis: en el fondo anhelamos pertenecer, y sentir al mismo tiempo que somos únicos: ese es el gran desafío de la comunicación inclusiva y de los líderes que estén dispuestos a practicarla.

Algunos “gurúes” dan consejos y sugerencias como si ya hubiésemos aprendido – y dominado – las enseñanzas del virus que sigue haciendo de las suyas. Por ejemplo, la mayoría de estas sugerencias apuntan a mejorar los medios tecnológicos que se usan en las empresas, a saber: cómo “seducir” a un cliente vendiendo sin vender; a dominar la “interacción productiva” en redes sociales y lograr más “likes” o “seguidores”; a “estar a la vanguardia” de los nuevos “espejitos de colores” – la mayoría tecno – que salen de la galera de la noche a la mañana, etc.

Sin embargo, y a pesar del zarandeo que nos perpetró la reclusión y sus innegables efectos colaterales, aún la mayoría de las empresas no parece darse cuenta de la imperiosa necesidad de transformar su cultura, de los niveles de alto stress que padecen sus empleados, ni de los problemas graves en comunicación que todos los integrantes de su organización padecen – comenzando por los líderes – que se agravaron sin ninguna duda con el coletazo que dio el dragón Covid-19.

A continuación, en una simple mirada verás solo algunas de las causas de los desajustes relacionales en las empresas, y también algunas vías de posible solución.

Verna Meyers, VP Inclusion Strategy de Netflix, asevera: “La comunicación es fácil…siempre que te estés hablando a vos mismo/a”.

Gran verdad. Porque cuando comunicar involucra hablar con los demás, el asunto puede resultar muy complejo – en especial para quienes desean ser comunicadores especializados en espacios y culturas que promueven la inclusión. Además, el proceso comunicacional se gesta y perfecciona, como todo arte, a medida que se practica, si es posible diariamente.

Van seis sugerencias para poner en práctica ya mismo, que te pueden ayudar a mantener un flujo de comunicación genuina e inclusiva en tu trabajo.

Convertirse en un/a comunicador/a inclusivo/a NO es un proceso libre de errores.
La perfección no es sinónimo de conexión. Y mucho menos de excelencia. Si estás creando una atmósfera inclusiva, también estás en el camino de sentir y aprender a regular tus emociones, demostrando cuando es necesario, también tu vulnerabilidad. Es el camino de vivir en carne propia un posible papelón, un error, etc. Y es permitirte y permitir las equivocaciones para seguir creciendo. No es tarea sencilla, sin embargo, este sendero está lleno de oportunidades y afianzará tus relaciones, brindándote una perspectiva expansiva e inclusiva cada vez mayor.

No asumas absolutamente nada.
Tratá a las personas como lo que son: personas. Increíble que haya que dejarlo por escrito, pero hoy más que nunca es más que una necesidad, es una obligación. Es preciso que sepas que cada quien puede pertenecer a grupos con los que comparten identidad, gustos, pensamientos, cultura, desafíos, etc. que no necesariamente coincidan con los tuyos, o tal vez que no tengan absolutamente nada que ver con tu visión del mundo, experiencia, forma de pensar, etc.  No asumas que cada persona es una representación o estereotipo de un grupo que “encaja” en tu cuadro mental de creencias. Sé un/a oyente empático/a, esa es la clave.

Dejá de aparentar que te las sabés todas.
Ay Dios, este es un mal para el que parece no haber cura en las empresas…La realidad y cientos de estudios de famosas universidades indican que uno de los conocimientos que  más favorece la inclusividad es asumir que NO lo sabés todo. Decir : “No sé” encierra en sí mismo un enorme poder. Permanecer humilde y considerado con todos implica ser transparente con vos mismo/a en primer lugar: saber dónde están tus propios puntos ciegos y trabajar en vos para iluminarlos es el primer paso.

Pedí disculpas cuando cometas errores: Siempre. No dejes pasar oportunidad de demostrar tu equivocación. Practicá dejar de usar tus errores como excusas para suspender lo que vos mismo/a hayas establecido o dispuesto llevar a cabo o cambiar

Pequeños grandes gestos: Hay movidas que parecen demasiado simples para ser consideradas valiosas en una cultura laboral. Sin embargo, su poder radica en ponerlas en práctica. De esa forma se tornan en gestos invaluables. Por ejemplo: Decí “hola” sonriendo, y “gracias” tan a menudo como sea posible, en especial a la gente que no está por encima de tu rango. Aprendé los nombres de las personas y memorizalos. Trabajar sobre estos puntos sienta las bases para hacer la diferencia en tu gestión.

Aprendé a hacer preguntas abiertas sin juicios y con más cortesía, que inciten a participar y erradiquen miedos infundados:
Ejemplos:

¿Qué opinás sobre esta situación/ sobre lo que pasó, etc? –
¿Cómo podríamos hacer esto de forma diferente la próxima vez para obtener mejores resultados?
¿Cuál es la enseñanza más valiosa que te/nos dejó esta experiencia?

Compartí con tu personal información sobre cómo acceder a recursos valiosos. Esa es la única forma en que podés estar seguro/a de que tus prejuicios no están corrompiendo tus decisiones en la dinámica diaria de tu gestión.

La comunicación inclusiva se trata de ir desde los deseos y la buena intención de los líderes de cambiar las cosas que ya no sirven, hasta lograr concretar las buenas acciones y procesos que efectivamente cambiarán esas cosas. Pero todos, empezando por la persona con mayor jerarquía, hasta el empleado más raso, deben «subirse al bote». Esa es la razón por la que debés chequear diariamente qué mundo estás creando en tu empresa.

De otra forma, las organizaciones se «maquillarán» con los trainings del momento, para luego volver a viejos esquemas de trabajo y paradigmas que ya no es posible sostener a la luz, no solo del «nuevo mundo» que implantó la pandemia, sino de lo que las fuerzas laborales están reclamando desde hace más de una década: espacios inclusivos, diversos, alegres, regidos por valores humanos, y líderes comprometidos a encarnar ese reclamo.

Si querés gestar una cultura organizacional realmente inclusiva y diversa, sin estereotipos, necesitás anclar estos procesos con altos valores humanos y conversaciones transformacionales, donde como siempre hago hincapié, el/la primero/a en dar el ejemplo como Líder tenés que ser Vos..

¿Estás listo/a?