Entradas

Seguridad Psicológica en la Empresa = Cultura Comercial Unificada

Es notable cómo siguen apareciendo en los escenarios de las organizaciones de todo tamaño y en todo el planeta, nuevas terminologías para denominar conceptos tan antiguos como el respeto mutuo entre los individuos, uno de los principales pilares del término de moda: “seguridad psicológica” en la empresa.

Sin embargo, sobran las razones que impulsaron a crearlo, ya que si bien la seguridad física en el ambiente laboral ha dejado prácticamente de ser una preocupación como lo era antaño, es innegable que hoy necesitamos también sentirnos seguros psicológicamente en el trabajo.

La realidad es que las personas no somos solo cuerpos sueltos, y esto que debería ser una obviedad, solo se confirmó hace apenas unos años cuando la neurociencia comprobó que somos seres 80 emocionales y que dependemos unos de otros, y se intensificó clara y drásticamente durante y después de la pandemia. Somos también seres gregarios, vivimos rodeados de otras personas y con muchas de ellas convivimos diariamente también en el trabajo.

Todos tenemos sentimientos y emociones, pensamientos y deseos. Y podemos lastimar a otros con facilidad, muchas veces sin ser conscientes de ello.

Por lo tanto, nuestro mundo emocional estará en jaque y perjudicará nuestras relaciones y comportamientos cuando no nos sintamos seguros psicológicamente donde trabajamos.

¿Qué significa el término seguridad psicológica?

Veamos primero lo que NO significa.

  • Ser extra amables o políticamente correctos todo el tiempo y con todo el mundo.
  • Mimar y / o contener a personas que se victimizan continuamente.
  • Eximirnos de nuestras responsabilidades en pos de no “herir” sentimientos o generar “susceptibilidades” en otros.
  • Ser blando, permisivos, indulgentes o enseñarle al personal que “está todo bien” aunque no lo esté.

Seguridad psicológica en el trabajo significa que, empezando por las autoridades, todos están dispuestos a reconocer la humanidad común, respetándola y respetándose. Y una vez logrado este primer pilar, trabajar juntos en aras de lograr el segundo: contribuciones significativas para el crecimiento de todo el entramado humano interno, que replicará en el externo, e inevitablemente se verá reflejado en la continua mejora de los resultados operativos.

Se trata de lograr una cultura interna que reconozca y premie la mutua vulnerabilidad, sin caer en “golpes bajos” o “chicaneos” psicológicos para justificar una mala gestión.

Cuando la vulnerabilidad se reconoce y/o se premia, la gente se compromete más, contribuye significativamente, y eleva su nivel de productividad y performance, dando de sí mayores esfuerzos para crear alto valor en su tarea diaria.

Ser vulnerable significa exponerse a un daño potencial o una posible pérdida. El simple hecho de interactuar con otras personas es un acto que conlleva vulnerabilidad, y dentro de la empresa, nuestro comportamiento estará directamente relacionado con el hecho de que los actos donde nos sintamos vulnerables sean reconocidos – y hasta premiados – o por el contrario, se los ignore y/o castigue.

Por eso, según los responsables en la empresa respondan (reconociendo o castigando), así será el comportamiento de su staff y el signo de su cultura organizacional.

Van algunos actos de vulnerabilidad más comunes en los espacios laborales:

  • Hacer una pregunta/consulta (en particular cuando se repite la misma)
  • Admitir un error (de cualquier tamaño)
  • Demostrar desacuerdo explícitamente
  • Decir “No sé”
  • Compartir un punto de vista diferente del que tiene la autoridad
  • Compartir algo personal
  • Desafiar el status quo
  • Dar feedback
  • Compartir emociones
  • Compartir una idea
  • Pedir ayuda
  • Hacer algo en lo que no se es bueno, o es nuevo o difícil para quien lo hace.
  • Decir “No”.

Un ejemplo de castigo a la vulnerabilidad, que sigue siendo “moneda corriente” en cualquier empresa:

En una reunión de trabajo, le preguntas de buena fe a tu gerente acerca de un detalle que no comprendes del proyecto que están tratando. El/Ella te responde con desagrado delante del grupo: “Qué clase de pregunta es esa fulano/a? A estas alturas ya deberías conocer la respuesta.” Y luego continua la reunión como si nada…

¿Alguna vez experimentaste esto ante una autoridad? Si así fue, seguramente no fuiste muy propenso/a a realizar preguntas en futuras reuniones a partir de entonces…Porque cuando la vulnerabilidad es castigada, las personas se retraen y entran en “modo defensivo” (de auto preservación y de preservación del trabajo), y cumplen con lo mínimo necesario para mantenerse allí, hasta que surja una posibilidad de irse.

En cambio, la vulnerabilidad reconocida o premiada genera que las personas deseen hacer un esfuerzo extra discrecional, quieren contribuir significativamente, valoran los lazos humanos y la creatividad compartida que genera alta productividad.

Siguiendo el ejemplo anterior: en una reunión de trabajo, le preguntas de buena fe a tu gerente acerca de un detalle que no comprendes del proyecto que están tratando. El/Ella te da las gracias por tu pregunta sobre el detalle en cuestión y te contesta delante de todos. Y luego te consulta si tienes otras preguntas o dudas sobre ese punto u otro punto del proyecto.

Esto quiere decir, ni más ni menos, que cuando hay seguridad psicológica, existe una cultura naturalmente inclusiva que genera confianza sostenida y alta performance.

Al contrario, sin seguridad psicológica las organizaciones pierden, y mucho…podrían estar arriesgándolo todo.

Por ejemplo:

  • Pueden causar que sus mejores talentos emigren, o que les sea difícil retener a los que decidan quedarse, ya que estos individuos no tolerarán un ambiente de inseguridad psicológica, donde no sientan que pueden contribuir significativamente mientras crecen en productividad.
  • Sufrir estancamiento, reduciendo los procesos de innovación y creatividad de las personas, ya que ambas cosas precisan de un ambiente agradable y que propicie la integración e inclusión. Las nuevas ideas y la puesta en práctica de permitir asumir diferentes riesgos son vitales para co-crear alternativas de crecimiento comercial y profesional.
  • Volverse empresas “tóxicas”. Está comprobado que las culturas que castigan la vulnerabilidad se tornan hostiles rápidamente. Los líderes no pueden ignorar la falta de responsabilidad que genera una cultura que incluye maltratos, bullying, acoso, avergonzar públicamente, etc. Estos comportamientos, lamentablemente normalizados, siguen presentes en muchas empresas y en distintos grados, provocando riesgos en el desempeño, compromiso y en la productividad, y podrían también incidir en graves problemas legales para la organización.
  • Y ni qué decir cuando esta cultura “tóxica” internalizó los acosos por cuestiones de género. Es mucho más común de lo que se cree y sigue siendo foco de problemas de todo tipo, simplemente porque muchas organizaciones niegan esta realidad y por ende, se aferran a paradigmas rígidos que ya no garantizan la continuidad de ningún negocio y mucho menos su éxito.
  • No propiciar un ambiente con seguridad psicológica produce, en el caso de los clientes internos, una reducción drástica en la calidad del trabajo que realizan, y como efecto dominó, baja calidad hacia los clientes externos, quienes no reciben la experiencia de excelencia que buscan y merecen con los productos y/o servicios que adquieren, así como con cada interacción que la empresa realiza con ellos.

En los últimos años esto se convirtió en un problema cada vez mayor, porque se ha pasado de un concepto de “buen servicio” a uno de “experiencia excelente y por ende recomendable”.

En síntesis: ¿Es la cultura de tu empresa capaz de empoderar a su gente brindando un nivel de seguridad psicológica adecuado?

Si tu respuesta es negativa… es hora de dejar de lado las excusas para co crear y crecer.

Resiliencia que fomenta creatividad e innovación en el trabajo. Resilience that encourages innovation & creativity at work.

Todos estamos en gran medida de acuerdo con lo que el término resiliencia significa: la capacidad de recuperarse de la adversidad, enfrentar desafíos y adaptarse a los cambios. También muchos coincidimos en lo que implica ser una persona resiliente, que podría resumirse en alguien que sabe mantener su mentalidad y su actitud positivas a pesar de los obstáculos y/o experiencias no agradables, y continuar su crecimiento por encima de ellos.

No obstante, al hablar de resiliencia, se omite mencionar que este término suele mal interpretarse dentro de las organizaciones.

Me refiero a que existe una creencia creciente y real que vincula a una persona resiliente con alguien “dispuesto a tolerar” cualquier situación de abuso (verbal, no verbal o ambas), o tipo de violencia laboral (explícita, implícita o ambas).

Esta situación no puede estar más alejada de la verdad, ya que un individuo resiliente no es quien “soporta cualquier cosa o situación”, sino todo lo contrario: es un ser que, habiendo atravesado dificultades, muchas veces durísimas, entre otras capacidades aprendidas, conserva la de hacer frente a todos los desafíos que se presenten sin perder la calma, con dignidad y la convicción de que no está dispuesto/a a tolerar abusos de poder o situaciones de violencia de ninguna naturaleza.

Hecha esta aclaración, la realidad continúa mostrando en las empresas altos índices de desidia en contemplar e incluir resiliencia como valor en sus culturas organizacionales.

Esto se debe en gran parte a la ceguera de sus líderes en tomar en cuenta la ingeniería en reversa del problema: no hay forma de iniciar un proceso de innovación, y mucho menos de creación, a menos que, entre otras cuestiones:

  1. Se establezcan mecanismos de gestión concretos y medibles sobre la mejora en la comunicación dentro de todo el entramado social de la empresa.
  2. Se verifique si efectivamente la organización demuestra con los hechos que su cultura es diversa e inclusiva, o si se queda en enunciados de “buena intención”.
  3. Se realicen chequeos periódicos de salud mental con especialistas, en particular entre quienes tienen personal a su cargo.
  4. Se eduque permanentemente al personal, comenzando por el ejecutivo, en la importancia y enormes beneficios de saber cómo funciona básicamente nuestro cerebro y cuáles son los orígenes orgánicos de una gestión pobre en inteligencia emocional.
  5. Se revise la cultura organizacional cada tanto, y de ser preciso, se tomen decisiones respecto de realizar las mejoras y/o cambios necesarios.

Si bien este es un plan relativamente simple, no por ello es fácil de implementar. Porque en general las empresas – salvo excepciones – continúan aletargadas en materia de tomar consciencia de los problemas que pueden estar obstruyendo el nivel de creatividad e innovación de los individuos que la componen.

Por lo tanto, aquellos líderes que realmente lo consideren y lo pongan en práctica fomentarán la resiliencia en sus grupos y tendrán una ventaja competitiva que distinguirá su gestión al nivel de excelencia.

English version:

We all largely agree on what the term resilience means: the ability to recover from adversity, face challenges, and adapt to changes. Many of us also agree on what it means to be resilient, which could be summarized as someone who knows how to maintain a positive mindset and attitude despite obstacles and/or unpleasant experiences, and continues to grow in spite of them. However, when talking about resilience, it is often omitted that this term is somewhat misunderstood within organizations.

I refer to the growing belief that links a resilient person with someone ‘willing to tolerate’ any situation of abuse (verbal, non-verbal, or both), or any type of workplace violence (explicit, implicit, or both). This situation could not be further from the truth since someone resilient is not one who ‘endures anything or any situation’, but quite the opposite: it is them who, having faced difficulties – often very harsh ones – were able to develop among other abilities, the one that allows them to face all challenges without losing calmness, with dignity, and the conviction that they are not willing to tolerate abuses of power or situations of violence of any nature.

That being said, reality continues to show high levels of neglect in companies to consider and include resilience as a value in their organizational cultures. This is largely due to the blindness of their leaders in taking into account the reverse engineering of the problem: there is no way to initiate a process of innovation, much less of creation, unless, among other things:

a) Concrete and measurable management mechanisms are established for improving communication throughout the whole social fabric of the company.

b) It is verified whether the organization effectively demonstrates through actions that its culture is diverse and inclusive, or if it remains in simple statements of ‘good intention’.

d) Executives and staff are continuously educated on the importance and enormous benefits of understanding how our brain works and the organic origins of poor emotional intelligence management.

e) The organizational culture is reviewed from time to time, and if necessary, decisions are made regarding the appropriate improvements and/or changes.

While this is a relatively simple plan, it is not easy to implement. Because in general, companies – with some exceptions – continue to be sluggish in becoming aware of the problems that may be obstructing the level of creativity and innovation of all the members of their stuff.

Therefore, those leaders who truly consider it and put it into practice will encourage resilience in their groups and will have a competitive advantage that will distinguish their management to the level of excellence.

Carta de un/a Director/a de escuela a los padres antes de exámenes – Letter by a School Principal to parents before kids´ exams.

En estas semanas, además de las compras Navideñas y el acelere propio previo a las Fiestas de fin de año, es época de exámenes.

Me gustó mucho este texto copiado que circula en las redes….

Se trata de la carta que un/a Director/a de escuela dirigió a los padres, previa fecha de exámenes de sus hijos.

De ser real, desconozco al/la autor/a, y no tengo información sobre si es un texto actual o fue escrito mucho tiempo atrás.

Pero eso no tiene relevancia…

Lo que sí es relevante es el mensaje y su significado, totalmente atemporal.

Hoy más que nunca es muy importante tenerlo en cuenta y reflexionar sobre él, en especial porque muchos padres confunden altas notas con aprendizaje real, y suelen presionar demasiado a sus hijos respecto de los resultados de los exámenes (entre otras muchas presiones), lo cual a veces los carga de vergüenza y dosis inmensas de frustración.

Si tenés hijos en edad escolar, de cualquier nivel, te invito a leer esto varias veces, y si sos estudiante y a punto de dar examen, te envío el saludo Francés de la suerte ; ¡Merd!

Versiones de la carta en Español e Inglés se adjuntan debajo.

In addition to Christmas shopping and the rush before the Holidays, during these weeks students are meant to sit for their exams.

I really enjoyed this text that circulates on social media…

This is the letter that a school director addressed to parents, prior to their children’s exam date.

Should it be real, I do not know the author´s name, and I have no information about whether the text is recent or it was written a long time ago.

But that’s not relevant…

What is relevant indeed is the message and its meaning, absolutely timeless.

More than ever before, it is crucial to take it into account now and reflect on it, especially because many parents confuse high grades with real learning, and tend to exert too much pressure on their children regarding their exam results (among other types of pressure), which sometimes fills them with shame and immense doses of frustration.

If you have school-age children – of any level – I invite you to read this several times.

And if you are a student about to take an exam, I send you the lucky French greeting: Merd!

Spanish and English versions of the text here

Sobre la búsqueda de la felicidad y otras quimeras…(Español/Inglés-Spanish/English)

Encantada de compartir el siguiente enlace al artículo que escribí en Español para mi columna en la Revista de negocios Visionarias Business.

Debajo del link copié el contenido de mi artículo para facilitar la lectura.

Y más abajo, a continuación de la versión en Español, copio el contenido del artículo también en idioma Inglés.

Mónica M. Arias

https://visionarias.business/sobre-la-busqueda-de-la-felicidad-y-otras-quimeras/

«Sobre la búsqueda de la felicidad y otras quimeras…»

Dícese de la felicidad que es “el estado de ánimo de una persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea, o por disfrutar de algo bueno (tangible o no) en su vida”.

Encantada de compartir el siguiente enlace al artículo que escribí en Español para mi columna en la Revista de negocios Visionarias Business.

Debajo del link copié el contenido de mi artículo para facilitar la lectura. Y más abajo copio el contenido del artículo en Español e Inglés.

Muy Felices Fiestas! Mónica M. Arias.

Podríamos debatir horas sobre cómo cada quien interpreta qué es ser feliz, o qué significa puntualmente la felicidad, pero en este artículo voy a dejar los debates para otro momento.

El asunto es que a nosotras las mujeres, la felicidad así definida suele “asaltarnos” de maneras inesperadas, variopintas, y en general, demasiado breves para nuestro gusto…

Breves porque, en parte, la misma esencia de ser feliz es inasible, fugaz y atemporal, e inesperadas porque no siempre nos reconocemos felices, aunque en esencia tengamos muchos motivos para serlo: es que nuestro pequeño monstruo interno y su vocecita implacable, se encargan de que no le prestemos atención a esa “perorata” sobre la felicidad, ni a todas las diminutas “partecitas” que la componen…

”Pequeñeces” cotidianas que podrían surgir, como si tal cosa, y manifestarse con mucha claridad para corrernos el “velo” de nuestra ceguera, bailándonos en la cara una danza colorida y alegre, con arabescos y tintinear de cascabeles, de manera que podamos reconocer inmediatamente…”Oh, oh…parece que después de todo, esto era ser feliz nomás”.

Porque sí, señoras, cuesta a veces reconocerlo, pero la felicidad no es una búsqueda, sino un hallazgo.

Me animo a aseverar que estos, nuestros “olvidos”, están asociados en primer lugar a la forma frenética de vivir instaurada en la cultura occidental – hagamos lo que hagamos con un tesón digno de titanes – y que encarnamos todos los días de nuestra existencia, dicho sea de paso, no garantizados para nadie en esta bendita Tierra.

En segundo lugar, olvidar esas cotidianeidades que damos por sentado, implica mantener en estado “anestesiado” a nuestro Ser, que va siguiendo “el curso de las cosas”, aletargado y mustio, opacado por la asfixia que le provoca “el qué dirán”, lo que “se espera” de nosotras, la “entrega total” de esfuerzos, tiempo, energía y pseudo voluntades para complacer a otros, más mil y una cuestiones desabridas que no le dan el espacio que merece, para cada una de nosotras, único.

Y si nos atenemos a las fechas que se avecinan, no está de más que sumemos nuestra eterna catarata de corridas: cerrar el año abriendo la agenda para programar el próximo, “cumplir” con demasiados compromisos autoimpuestos, reunirnos con amigas, ir a o convocar festejos, concurrir a eventos, hacer las compras navideñas, porque bueno, en general se espera que las hagamos nosotras (tarea que si bien nos gusta, nos agota), etc.

Bueno, esta lista no es muy extensa, pero aún así genera stress de tan solo leerla, aunque sigamos apostando a que somos “todopoderosas”, lo cual sabemos muy bien que también es obviamente, una quimera…

Al igual que lo son las insípidas e inevitables negociaciones familiares que quisiéramos coordinar con tiempo suficiente para saber con quién/es pasar las Fiestas, no vaya a ser cosa que a último momento y después del desgaste con el trajín previo, todos, menos nosotras, estén enterados de los lugares de reunión (que por supuesto, siempre pueden cambiar… también a último momento…).

Todo esto y mucho más metido a presión en el lapso de apenas un mes…Locura total.

Pero volviendo al Ser… sobre el que mucho se ha dicho, se escribió y se sigue hablando y escribiendo. Ejemplos: que es una “porción elevada y pulida” del alma; nuestro “Yo Superior”; una “chispa” de la “sopa cuántica”; un “soplo del Espíritu” (dependiendo de la cultura, del Espíritu Santo, del Gran Espíritu, de la Fuente Sagrada Universal, etc.).

Sea lo que sea, es innegable que lo descubrimos cada vez con más fuerza, especialmente cuando al encontrarnos con nosotras mismas (finalmente, ¡Aleluya!), reconocemos su enorme poder de vivificarnos, infundirnos paz y devolvernos la alegría en formas simples, pero clarísimas.

Tampoco voy a explayarme aquí sobre el Ser. Hay tanto material disponible en artículos – inclusive científicos – y videos en internet, que bien vale la pena indagar por cuenta propia.

Para muestra, baste este “botón”: “La revolución de la física cuántica” – María Victoria Fonseca – 2023

Lo que sí haré, es contarles desde mi experiencia qué puede ayudarlas a sentirse un poco más felices, en particular en las próximas semanas.

Lo primero es agregarnos a nosotras mismas a la lista de actividades que armemos, esto es, obligarnos a tomar un tiempo para relajarnos, conectar con nuestros cuerpos y mundo interno y disfrutar de un “desenchufe” cotidiano, a como de lugar.

He descubierto que cuanto más loca la vida se vuelve, tanto más necesitamos ese espacio simplemente para cuidarnos, para que la pausa nos aleje de vorágines “ruidosas” y podamos fundirnos con nuestro silencioso universo femenino para honrarlo y mimarlo, de la forma que sintamos.

Ese cuidado personal es un tiempo o una actividad que nos fortalece y renueva en lugar de robarnos la energía. Es una forma natural de centrar la unidad cuerpo-mente-espíritu cuando nos sentimos sobrecargadas y abrumadas, y nos reúne con eso que no conocemos mucho y que solemos llamar nuestro Ser.

Está comprobado que cuando estamos constantemente enfocadas en lo que “tenemos que hacer” en el mundo exterior, es muy difícil reconocer nuestros verdaderos valores, puntos de poder y de amor (que como bien sabemos, no podemos compartir a menos que lo hayamos cultivado dentro de nosotras primero).

Seamos francas: ¿Cuántas de nosotras nos ponemos en el listado de prioridades que armamos en esta época (o en todas las épocas)? No muchas. La mayoría repetimos cual mantra: “Cuando tenga tiempo, me ocuparé de mí”. Y si bien es cierto que hacernos cargo de cuidar nuestra vida es para nosotras bastante difícil de lograr en cualquier momento del año, cada Diciembre se hace prácticamente impensable, debido a que todo sucede a una velocidad increíble.

¿De qué manera encontrar tiempo para una misma?

Simplemente comprometiéndote a estas 3 cosas:

  1. NO programar ni hacer más de lo que puedas
  2. Decir NO más seguido en esta época
  3. Agendarte cada día entre las prioridades en tu agenda.

¿Y qué podemos hacer una vez que nos tomamos ese tiempo?

Para cada quien la respuesta será distinta, aunque lo seguro es el primer paso: abrazar la incertidumbre y rendirnos ante lo que no podemos controlar (lo cual descarta inmediatamente cargas mentales innecesarias).

Y luego practicar cualquier cosa activa o pasiva que nos ayude tanto a calmar la mente como a centrarnos, y nos ofrezca la oportunidad de conectarnos con nuestra intimidad, “lugar» desde el que siempre deberíamos vivir.

⇒⇒ Algunos ejemplos conocidos: respirar consciente y profundamente, caminar, pasar tiempo con mascotas, realizar ejercicios de meditación guiada y/o mindfulness, practicar alguna disciplina oriental para regular tu energía vital (yoga, qigong, tai chi, etc), andar en bici, caminar descalza sobre el pasto o la playa (grounding), conducir fuera de la ciudad, leer, escribir, detenerse a tomar algo en tu cafetería preferida, bailar, buscar formas de reírte a carcajadas, crear algo con tus manos, tomar un largo y burbujeante baño de inmersión, en fin, todas aquellas cosas que te guste hacer, te brinden mayor plenitud psico-física y por ende te hagan sentir renovada, rejuvenecida…feliz.

Pero hay dos ingredientes necesarios para reconocernos felices que no puedo soslayar, y que todas debemos incluir para que el velo no vuelva a taparnos la vista de lo más importante: nuestro amor propio. Ellos son: la gratitud y la generosidad.
Sobre la primera, las invito a leer mi artículo de 2021, titulado: «Agradecer no es solo signo de tu educación, es la premisa sin la cual te será muy difícil liderar en la era de las emociones». donde comento su enorme importancia, en particular si tienen personal a cargo.

https://monica-arias.com/2017/11/


Digo allí: “Según un estudio que llevó a cabo el Institute of Heart Math (USA) las personas agradecidas mejoran el funcionamiento de su corazón, tienden a enfermar menos y son, en general, más felices, productivas y generosas. Además, se ha comprobado que difícilmente dan cabida a pensamientos y sentimientos negativos como el resentimiento o la envidia.  En síntesis: Son capaces de sentir genuina gratitud, precisamente porque eligen ver lo mejor de sí mismas y de cada persona, disculpan con facilidad e interactúan siempre desde esa visión interna”.

Está comprobado que la gratitud profunda y genuina emerge cuando abrazamos ambos lados de un individuo, experiencia u objetivo: aquél que nos gusta y el que no. De otra forma, vivimos en la fantasía de creer que los demás – y nosotras mismas – somos de una sola manera (siempre positiva, amable, alegre, etc) y esto es falaz. Aunque no lo queramos reconocer, podemos lastimar a otros, y aunque resistamos, no siempre demostramos empatía ni contamos con el mejor de los humores…y así sucede con los demás ¿les “suena”?

Pero esto no es novedad, para nada… es un concepto implícito en el símbolo milenario Chino del Ying-Yang. Existe oscuridad en la luz, y luz en la oscuridad. En todo y en todos. Sin embargo, el equilibrio que surge del movimiento de ese círculo dividido en luz y sombra, encarna un balance saludable: abrazar los opuestos sin juzgar ni juzgarnos genera un sentimiento de gratitud que se queda con nosotros para continuar creciendo.

Además, fisiológicamente, la gratitud provoca que sangre, glucosa y oxígeno lleguen rápidamente a la corteza cerebral, lo cual activa los lóbulos prefrontales o parte del cerebro que nos brinda la capacidad de reflexionar y pensar antes de hablar o contestar, entre otras maravillosas cosas, fruto de su capacidad llamada Neuroplasticidad (flexibilidad de las neuronas de cambiar y adaptarse durante toda nuestra vida).

Por otro lado, van cuatro insights y efectos no definitivos pero comprobados de una investigación realizada en el Greater Good Science Center (USA) sobre los beneficios psicológicos “entre bambalinas” sobre la gratitud.

⇒⇒ La gratitud nos libera de emociones no deseadas y pensamientos nocivos, obsesivos o tóxicos.
⇒⇒ Ser agradecidos nos ayuda aún si no lo creemos así, o no compartimos el agradecimiento.
⇒⇒ Los beneficios de la gratitud toman tiempo en establecerse: Lo que hacemos hoy con gratitud y generosidad, quizá no tenga “resultados” a la vista en lo inmediato, pero estos siempre, indefectiblemente, llegarán.
⇒⇒ La gratitud tiene efectos positivos prolongados en nuestro cerebro, mente y cuerpo.

En cuanto a practicar la generosidad, los neurocientíficos coinciden en señalar que hay varios efectos positivos y recompensas “neuronales” por la acción de dar y la de sentir gratitud al hacerlo.

De hecho, a través de investigaciones y testeos realizados por la Dra Christina Karns, Ph.D. y su equipo, (investigadora en la Universidad de Oregon, USA, quien trabaja en la intersección de emociones, neurociencia social, atención y neuroplasticidad en el Greater Good Science Center) comprobaron que las personas más agradecidas suelen ser las más altruistas, llegando a determinar con estadísticas, la medida en la que el altruísmo puede predecirse dado el nivel de gratitud demostrado, y viceversa: cuando somos generosos, recibimos gratitud de los demás, y esto amplía nuestra capacidad de repetir las experiencias y transforma cualquier embotamiento neuronal en un oasis mental.

En síntesis: Los caminos que recorremos no están pavimentados con rosas, ni somos paladinas de la “buena onda” todo el tiempo, y lo sabemos.

Pero como dije antes: la felicidad es un hallazgo, debemos por todos los medios evitar ser arrastradas por el tiempo que nos pega latigazos en esta época, y hacernos responsables de nosotras, como más nos guste y con la mayor frecuencia posible.

Para que Diciembre y lo que hagamos en el mes deje de ser una tortura, y lo podamos vivir plenamente como si incorporáramos las imágenes brillantes de un calidoscopio a cielo abierto…siempre movedizo, colorido, diferente y atrapante.

¡Muy Felices Fiestas!

Mónica M. Arias

English version

«About the Pursuit of Happiness and Other Chimeras…»

«It is said that happiness is ‘the state of mind of a person who feels fully satisfied by enjoying what they desire, or by experiencing something good (tangible or not) in their life.’

We could debate for hours on how each person interprets what it means to be happy, but in this article, I’ll leave the debates for another time.

The thing is, for us women, happiness as defined above, tends to ‘assault’ us in unexpected, varied, and generally too brief periods for our taste…

Brief because, in part, the very essence of being happy is elusive, fleeting, and timeless. Unexpected because we don’t always recognize ourselves as happy, even though, in essence, we have many reasons to be so. Our inner little monster and its relentless voice make sure we don’t pay attention to that ‘quackery’ on happiness or the tiny ‘pieces’ that compose it…

Everyday ‘trivialities’ could arise, just like that, manifesting themselves very clearly to lift the ‘veil’ from our blindness, dancing a colorful and cheerful dance with arabesques and the tinkling of bells so that we can immediately recognize, ‘Oh, oh… it seems that, after all, this was just being happy.’

Because yes, ladies, it is sometimes difficult to recognize, but happiness is not a pursuit but a discovery.

I venture to assert that these, our ‘forgetfulness,’ are associated, first and foremost, with the frenetic way of life established in Western culture—no matter how diligently we work day after day, which by the way, are not guaranteed for anyone on this blessed Earth.

Secondly, forgetting these daily occurrences we take for granted implies keeping our Being in a ‘numbed’ state, following ‘the course of things,’ lethargic and withered, overshadowed by the suffocation caused by ‘what people will say,’ what is ‘expected’ of us, the ‘total dedication’ of efforts, time, energy, and pseudo-wills to please others, along with a thousand unappetizing matters that don’t give it the space it deserves, for each one of us, unique.»

And if we stick to the upcoming holidays, it doesn’t hurt to add our eternal waterfall of rushes: closing the year by opening the agenda to program the next one, ‘fulfilling’ too many self-imposed commitments, meeting with friends, attending or organizing celebrations, preparing or going to events, doing Christmas shopping because, well, it is generally expected that we do it (a task that, although we generally like, it really exhausts us), etc.

Well, this list is not very extensive, yet it stresses us just by reading it, even though we continue to believe that we are ‘all-mighty,’ which we know very well is also obviously a chimera…

Just like the tasteless and inevitable family negotiations that we would like to coordinate with enough time to know with whom we should spend the holidays, just in case that at the last moment and after the wear and tear of the previous hustle and bustle, everyone except us knows about the places of family gathering (which of course can always change… also at the very last moment…).

All this and much more squeezed into the span of just one month… Total madness.

But back to the Being… about which much has been said, written, and continues to be spoken and written. Examples: that it is an ‘elevated and polished portion’ of the soul; our ‘Higher Self’; a ‘spark’ of the ‘quantum soup’; a ‘breath of the Spirit’ (depending on the culture, the Holy Spirit, the Great Spirit, the Universal Sacred Source, etc.).

Whatever it is, undeniably we discover it with increasing strength, especially when we finally meet ourselves (Hallelujah!), recognize its enormous power to revitalize us, infuse us peace, and restore our joy in simple but very clear ways.

I won’t delve into the Being here. There is so much material available in articles—including scientific ones—and videos on the internet that it’s worth exploring on your own.

As an example, consider watching an English version of Dr María Victoria Fonseca´s lecture – 2023 – «La Revolución de la Física Cuántica» («The Revolution of Quantum Physics» – video in Spanish below)

What I will do instead is share from my experience what can help you feel a little bit happier, especially in the coming weeks.

The first thing is to add ourselves to the list of activities we plan, that is to say, force ourselves to take time to relax, connect with our bodies and inner world, and enjoy a daily ‘unplugging,’ no matter what.

I have discovered through the years that the crazier life becomes, the more we need to take care of ourselves, so that the pause takes us away from ‘noisy’ whirlwinds, and we can merge with our silent feminine universe to honor and pamper it in the way we feel.

This personal care can be a either a time or an activity that strengthens and renews us instead of draining our energy. It is a natural way to focus on the body-mind-spirit unity when we feel overloaded and overwhelmed, bringing us together with what we don’t know much about and often call our Being.

It is proven that when we are constantly focused on what ‘we have to do’ in the external world, it is very difficult to recognize our true values, points of power, and love (which, as we well know, we cannot share unless we have cultivated it within ourselves first).

Let’s be honest: How many of us put ourselves on the list of priorities we create at this time of the year (or at all times)? Not many. Most of us repeat like a mantra: ‘When I have time, I will take care of myself.’ And while it is true that taking care of our lives is quite challenging at any time of the year, every December it becomes practically impossible to fulfill because everything happens at an incredible speed.»

How to find time for ourselves?

Simply by committing to these 3 things:

  1. NOT scheduling or doing more than you can handle.
  2. Saying NO more often during this time.
  3. Scheduling yourself as a daily priority in your agenda.

And what can we do once we take that time?

For each person, the answer will be different, although the surefire first step is to embrace uncertainty and surrender to what we cannot control (which immediately rules out unnecessary mental burdens).

Then, practice any active or passive activity that helps us calm our minds, gain focus, and offers the opportunity to connect with our intimacy, the ‘place’ where we should always live.

⇒⇒ Some well-known examples: consciously and deeply breathing, walking, spending time with pets, practicing guided meditation and/or mindfulness exercises, engaging in an oriental discipline to regulate your vital energy (yoga, qigong, tai chi, etc.), riding a bike, walking barefoot on grass or the beach (grounding), driving out of the city, reading, writing, stopping by in your favorite café, dancing, finding ways to laugh out loud, creating something with your hands, taking a long and bubbly immersion bath…in short, all those things you enjoy doing that provide greater psycho-physical fulfillment and therefore make you feel renewed, rejuvenated… happy.

But there are two necessary ingredients for recognizing happiness that I cannot overlook, and that we all must include so that the veil does not cover our view of the most important thing: our self-love. They are: gratitude and generosity.

On the former, I invite you to read an article I wrote on my blog in 2021, where I discuss its enormous importance, especially if you have people under your care. You can find the article in my blog Joy-Venture (Spanish).

https://monica-arias.com/2017/11/

I say there: ‘According to a study carried out by the Institute of Heart Math (USA), grateful people improve the functioning of their hearts, tend to get sick less, and are generally happier, more productive, and generous. It has also been proven that they hardly entertain negative thoughts and feelings such as resentment or envy. In summary: They are capable of feeling genuine gratitude precisely because they choose to see the best in themselves and each person, easily forgive, and always interact from that internal vision.’

It has been proved that deep and genuine gratitude emerges when we embrace both sides of an individual, experience, or goal: the one we like and the one we don’t. Otherwise, we live in the fantasy of believing that others—and ourselves—are in only one way (always positive, kind, joyful, etc.), and this is false. Even if we don’t want to admit it, we can hurt others, and although we resist, we don’t always show empathy or have the best of moods… and so it happens with others, does it ‘ring’ a bell?

But this is not news, not at all… it’s an implicit concept in the ancient Chinese symbol of Yin-Yang. There is darkness in light, and light in darkness. In everything and everyone. However, the balance that arises from the movement of that circle divided into light and shadow embodies a healthy balance: embracing opposites without judging or judging ourselves generates a feeling of gratitude that stays with us to continue growing.

Furthermore, physiologically, gratitude causes blood, glucose, and oxygen to quickly reach the cerebral cortex, activating the prefrontal lobes or part of the brain that gives us the ability to reflect and think before speaking or answering, among other wonderful things, a result of its ability called Neuroplasticity (flexibility of neurons to change and adapt throughout our lives).

On the other hand, here are four non-definitive but proven insights and effects from research conducted at the Greater Good Science Center (USA) on the psychological benefits ‘behind the scenes’ of gratitude.

⇒⇒ Gratitude frees us from unwanted emotions and harmful, obsessive, or toxic thoughts.

⇒⇒ Being grateful helps us even if we don’t believe it or don’t share the gratitude.

⇒⇒ The benefits of gratitude take time to establish: What we do today with gratitude and generosity may not have ‘results’ in sight immediately, but they will always, invariably, come.

⇒⇒ Gratitude has prolonged positive effects on our brain, mind, and body.

As for practicing generosity, neuroscientists agree that there are several positive effects and ‘neuronal’ rewards for the action of giving and feeling gratitude when doing so.

In fact, through research and testing conducted by Dr. Christina Karns, Ph.D., and her team (University of Oregon, USA, working at the intersection of emotions, social neuroscience, attention, and neuroplasticity at the Greater Good Science Center), they found that the most grateful people tend to be the most altruistic, even determining statistically the extent to which altruism can be predicted given the level of demonstrated gratitude, and vice versa: when we are generous, we receive gratitude from others, and this expands our ability to repeat experiences and transforms any neuronal dullness into a mental oasis.

In short: The paths we tread are not paved with roses, nor are we champions of ‘good vibes’ all the time, and we know it.

But as I said before: happiness is a discovery, and we must by all means avoid being dragged by this time of the year, that lashes us without mercy, and take responsibility for ourselves, the way we like it and as often as possible.

So that December and what we do during the month stop being a torture, and we can live it fully as if we were to incorporate the bright images of an open-sky kaleidoscope… always moving, colorful, different, and captivating.

Seasons´ Greetings! Mónica M. Arias

Reflexiones sobre el Día Internacional de la No violencia contra la Mujer.

25 de Noviembre – Día Internacional de la NO violencia contra la Mujer (free image)

Hoy, como cada 25 de Noviembre, conmemoramos el Día Internacional de la NO violencia contra la Mujer, instituido porque ese día, pero en 1960, se realizó en República Dominicana uno de los femicidios más atroces de la historia: El dictador Rafael Trujillo, mandó asesinar a golpes a Minerva Mirabal Reyes y a sus dos hermanas, Patria y María Teresa, en un descampado Dominicano.

Minerva no toleraba las injusticias del régimen de Trujillo, ni sucumbió ante sus reiteradas insinuaciones obscenas, y esto, sumado al hecho de que era líder de la resistencia contra el dictador, le costó la vida y a sus hermanas. (Recomiendo la película: “En el tiempo de las mariposas” con Salma Hayek como Minerva Mirabal Reyes).

Desde entonces pasó mucha agua bajo el puente… pero seguimos padeciendo altos índices de femicidios en todo el mundo, ejecutados en su mayoría por personas de nuestro entorno: parejas, ex paejas, amigos, novios, ex maridos, maridos u otros familiares.

Hacia el cierre del año, es bueno reflexionar no solo sobre logros profesionales y objetivos a futuro, sino también sobre esta dura realidad. Porque como suelo decir, los varones han sido criados, en general, por mujeres…Mujeres que no saben ponerles límites, atrapadas por los márgenes impuestos por la cultura, interpretando que amar es poseer, o ser poseídas.

Mujeres que manipulan, ocultan y niegan, generando su violencia interior que fomenta culpa y destruye su calidad de vida y la de su familia. Es decir, mujeres que no se aman a sí mismas…

El impacto de esa involución solo se “nota” y se lamenta con el tiempo, muchas veces demasiado tarde.

Por eso, liberarnos de culpas es el trabajo interior que debemos hacer para lograr madurez emocional, y evitar inconscientemente vivir esa madurez como una transgresión:

Por eso, invito a quienes lean este artículo a auto homenajearse con sencillez, pero con certeza y agradecimiento. Certeza por haber transitado este año con valentía e integridad, sabiendo que si bien es un ciclo a punto de cerrar, nuestro universo femenino puede aportar infinidad de bendiciones al que comienza – estamos llenas de dones que ansiamos compartir – siempre que aprendamos a reconocerlo y liberarlo.

Transitemos con gratitud plena este espacio-tiempo, y que nunca nos falte la alegría: seguramente, nuestras antepasadas vivían en esa frecuencia… signo inequívoco de su nivel de sabiduría.

De vez en cuando “escucho” sus carcajadas viviendo en comunidad, que brotan desde vaya a saber dónde…

El poder transformador de elegir los pensamientos

Escuchamos y leemos permanentemente que pensar bien equivale a vivir mejor. Sabemos que no hace falta convertirse en alguien “fuera” de la realidad para reconocer esta verdad – que dicho sea de paso, está científicamente comprobada hace rato – pero lamentablemente no lo creemos así. ¿Por qué será?

Una razón podría ser que seguimos pensando que no puede ser tan simple, que esto de elegir los pensamientos es una pérdida de tiempo, es demasiado “metafísico” o “tirado de los pelos”, que no se puede elegir pensar bien porque la vida no siempre es agradable (lo cual es cierto) y bla bla bla…

Así, continuamos viviendo un día tras otro como el anterior – o de manera similar – y no le damos cabida a intentar siquiera un cambio en nuestra manera de pensar, sea porque no sabemos por dónde empezar, sea porque creemos que “la realidad” nos pegó fuerte y es demasiado “dura” como para pensar distinto, sea porque no creemos que cambiar nuestros pensamientos pueda funcionar para mejorar nuestra vida…pero sí funciona.

El laboratorio de Neuro-imagen de la Universidad del sur de California – USA – ha comprobado a través de múltiples scanners cerebrales, que tenemos casi 70 mil pensamientos diarios, la mayoría negativos y repetitivos. Es decir, se han convertido en pensamientos habituales que generan nuestra rutina diaria (realidad). Y como somos criaturas de hábitos, estos pensamientos habituales nos mantienen programados mental y físicamente para pensar y hacer siempre lo mismo.

El asunto de la resistencia a creer en la posibilidad de mejorar nuestra realidad a través de la elección consciente del pensar, no debería ser minimizado, más bien, debería al menos probarse y experimentarse en carne propia antes de emitir juicios adversos sobre su efectividad.

Por otro lado, y a pesar de estas resistencias, la Ciencia – en particular la Neurociencia – y la metafísica no están hoy tan enfrentadas como lo estuvieron durante siglos. Más bien, se están complementando, aunque las resistencias a esta complementariedad sigan hostigándonos, de manera que, en vez de acercarnos con curiosidad a estas prácticas, las rechazamos de lleno solo porque “nos parecen ridículas” o demasiado “woo.woo”, no “convencionales”, poco fundamentadas, “pseudocientíficas” etc etc.

Pero tanto el ridículo – reírse de uno mismo por ejemplo – como el humor, son antídotos excelentes contra los pensamientos negativos enquistados, y pueden transmutar con mucha facilidad estados de ánimo adversos para iniciar cualquier tipo de cambio por más difícil que este pueda parecer. Y sí, queridos racionalistas, esto también está comprobado por la Neurociencia.

Una muestra del acercamiento de la ciencia a la metafísica, se puede observar estudiando epigenética (realidad por sobre la genética). El biólogo norteamericano Bruce Lipton, en su libro “La biología de la creencia” afirma, entre otras cosas, que nuestros genes no controlan nuestro destino como usualmente creímos durante siglos, sino que a través de sus investigaciones pudo concluir que es el entorno o ambiente el que influye directamente sobre nuestras trillones de células, siendo los pensamientos el origen primario de cómo “interpretamos” ese ambiente o entorno en que solemos vivir.

Para Lipton, en síntesis, los pensamientos generan una energía que se refleja en nuestro cuerpo y emociones, impactando directamente en todo el espectro de nuestra realidad, en particular en el mundo relacional – con nosotros mismos y con quienes interactuamos – único mundo que tiene sentido para evolucionar conscientemente.

Cabe aclarar que muchos de los pensamientos que nos “persiguen” y se repiten, no son conscientes. Es decir, no tenemos la menor idea de por qué los pensamos…

Provienen del área de nuestra mente más poderosa porque dirige el 95 % de nuestra vida: el inconsciente. Allí se albergan las creencias, experiencias, emociones y todo tipo de resistencias posibles, listas para “revelarse” cuando menos lo esperamos…porque bueno, el inconsciente en cierta medida es nuestro “protector” y una de sus funciones es que evitemos los “peligros” de toda novedad, para permitirnos seguir vivos.

El tema es que a veces “se le va la mano” y nos quiere ver “obedientes, estancados, quietitos, calladitos” para que esas ideas o pensamientos nuevos no obstruyan su labor de preservarnos…Si entendemos que su poder es inmenso – porque además dirige todas las funciones vitales del cuerpo sin que nos demos cuenta – habremos entendido que no hay que “contradecirlo”, sino más bien, honrarlo, darle las gracias y por qué no, re-educarlo para que nos permita crecer sin trabas inútiles, miedos exagerados o pensamientos que nos anclan al pasado.

Para cambiar los pensamientos solo hace falta decidirse a hacerlo y …nada más. Nuestro poder de decisión consciente es enorme, y cuando lo ponemos en práctica y repetimos la elección, lentamente observaremos cambios positivos. No se trata de recitar mil veces afirmaciones, aunque no está de más hacerlo si nos ayuda. Se trata de observar con atención cada pensamiento y detectar cuáles no son favorables ni nos sirven para crecer.

Estar atentos y observar cual testigo neutral – sin emitir juicios – cómo la mente teje y teje sin cesar y produce en nuestro cuerpo y psiquis efectos no deseados, puede lograrse con claridad cuando la calmamos, cuando ese “ruido” mental se reduce virtualmente a ningún ruido…Este estado se puede lograr mediante opciones diversas, muchas de las cuales son prácticas milenarias orientales: meditación, mindfulness – estar plenamente presentes – Respirar conscientemente, Qi-Gong, Tai-Chi, Yoga, Tapping, Energy healing, Grounding, etc…que constituyen patrones mentales disruptivos también avaladas por las últimas investigaciones neurocientíficas.

Cuando detectamos algún pensamiento “maleza”, la idea es elevar la consciencia (nuestro nivel perceptivo) sobre dicho pensamiento, para lo cual, primero es ideal identificar si es recurrente, y luego, anotarlo sin juicios.

Ejemplo: Hoy descubrí que mi pensamiento XX es nocivo y se repite, provocándome malestar.

Elevar la consciencia implica salirnos del patrón de pensamiento que mantiene a la mente en un círculo de repetición continua que no nos favorece. Hay múltiples formas de lograrlo, llamadas justamente “patrones mentales disruptivos” Las nombradas más arriba son algunos ejemplos, pero hay muchísimos más. Por ejemplo: practicar Arte en cualquiera de sus manifestaciones, bailar, cantar, reírse de uno mismo, etc.

Una de las prácticas más efectivas, una vez que lo hemos escrito, es leer el pensamiento “maleza” que anotamos y literalmente, desafiarlo.

Por ejemplo, podemos decirnos:

«Este pensamiento – el que detecté como nocivo y anoté antes – ¿es verdaderamente mío, es decir, soy yo quien lo piensa realmente, o tal vez provenga de alguna creencia que no logro descubrir?«

«Honro este pensamiento, provenga de donde provenga, aunque no lo considero útil en mi vida. Por lo tanto, lo descarto ahora y lo dejo ir…y en su lugar pienso este que me da más energía y me ayuda a crecer: XX (escribimos y decimos en voz alta el nuevo pensamiento)».

Es importante hacer el ejercicio sin expectativas inmediatas de sentir o atestiguar absolutamente nada. Simplemente, se realiza y luego continuamos con nuestras actividades normales. Y al volver a «descubrir» otros pensamientos nocivos, volver a repetir el proceso, y así sucesivamente…

Esto mismo puede aplicarse tanto al área personal como al mundo laboral. Cada Líder puede beneficiarse enormemente de reconocer sus propios procesos adversos de pensamiento, que le impliden acercarse a sus equipos desde el servicio, la comunicación de excelencia, el valor agregado de generar bienestar y compartirlo.

Los procesos de cambio de pensamientos pueden variar en tiempo. Hay personas que rápidamente identifican pensamientos nocivos y no sin esfuerzo pueden revertirlos. Hay otras que intentan un par de veces estas prácticas – u otras – y abandonan porque no ven los resultados que anhelan de manera inmediata. Muchas otras creen que esto es simplemente imposible, y por eso ni siquiera se molestan en leer artículos como este.

Con todo, es muy importante reconocer lo siguiente:

  • Nuestra mente inconsciente no es nuestra enemiga, sino todo lo contrario. Es posible calmarla para evitar que nos bombardee con pensamientos nocivos, que se repiten y generan la “zona de comodidad” donde el inconsciente percibe que estamos “seguros”.
  • Los pensamientos son el origen de lo que llamamos usualmente nuestra “realidad”, que siempre estará teñida de la energía que emanemos al permitirles anclar ad-infinitum ciertos estados de ánimo.
  • Cambiar nuestros pensamientos con intención de “vibrar más alto” (elevar nuestro estado de consciencia para afectar positivamente nuestro entorno) es posible, simple (lo cual no es sinónimo de fácil) y requiere solamente que estemos dispuestos a trabajar día a día en ello.
  • Requiere, además, de nuestro poder de elección y decisión consciente, de que seamos capaces de practicar de manera sostenida y continua en el tiempo los patrones disruptivos o prácticas que hayamos elegido para lograrlo, de una cuota enorme de tolerancia, paciencia y auto observación, y de darle cabida al humor a pesar de las “circunstancias” que estemos atravesando.

Pero fundamentalmente, el proceso de cambiar nuestros pensamientos y generar un bienestar mayor, requiere de mucho pero mucho amor y respeto, tanto hacia nosotros como hacia todo y todos, ya que en definitiva, nuestra “fragmentación” es ilusoria: estamos unidos – para bien o para mal – en mente, corazón y Espíritu.

Y esto último, señoras y señores, aunque no se pueda explicar o “razonar”,  también ha sido comprobado por la Neurociencia…Amén.